Tres años después de Sangre fácil,
los hermanos Coen volvieron a la carga con su primera comedia,
Arizona Baby, sobre una pareja que, agobiada por no poder
tener hijos, decide secuestrar a un bebé de una familia
de quintillizos. Un punto de partida muy diferente del que tendría
su siguiente trabajo, Muerte entre las flores (1990), que
para algunos supone la película más redonda de los
Coen. Muerte entre las flores supone una original revisión
del cine de gangsters desde una perspectiva desmitificadora,
y proporcionó a Joel Coen su primer premio importante a
nivel internacional, la Concha de plata al mejor director del
Festival de San Sebastián.
Apenas
un año después, en 1991, llega su película
más oscura y a la vez más polémica, Barton
Fink. Los Coen habían sufrido por primera vez un bloqueo
creativo mientras trabajaban en el guión de Muerte entre
las flores y decidieron basarse en esa experiencia para narrar
la historia de un guionista recién llegado a Hollywood
que debe acabar como sea su primer guión. La película
triunfó en el Festival de Cannes, donde se hizo con la
Palma de oro y los premios al mejor director y mejor actor (John
Turturro); sin embargo, buena parte de la crítica se mostró
fría con ella, acusándola de pretenciosa y banal.
En 1994 llegó el primer y único fracaso
en la trayectoria de los Coen. Por primera vez contaron con un
presupuesto abultado para filmar El gran salto, una divertida
comedia con reminiscancias del cine moral del Hollywood clásico
que protagonizaron Paul Newman, Tim Robbins y Jennifer Jason Leigh.
Escrita en colaboración con Sam Raimi, la película
resultó un fracaso de taquilla y tampoco convenció
del todo a los críticos.
Precisamente lo contrario sucedió con su
siguiente trabajo, Fargo (1996), que puso de acuerdo a
la crítica, el público e incluso a la Academia,
que la premió con dos Oscars (al mejor guión original,
para Joel y Ethan Coen, y a la mejor actriz para Frances McDormand).
Esta historia de criminales descerebrados y policías amables
y sencillos es sin duda una de las cumbres de la trayectoria de
los Coen.
Tras
la euforia de Fargo, que llegó a estar nominada
a los Oscars principales el año que ganó El paciente
inglés, los cineastas regresaron al campo de la comedia
con El gran Lebowski (1998), en la que Jeff Bridges da
vida al "Nota", un pasota que vive anclado en la era
hippy. Su último trabajo en estrenarse hasta la fecha había
sido otra comedia, O Brother!, versión libre de
La Odisea de Homero protagonizada por George Clooney, John
Turturro y Tim Blake Nelson.
Los Coen, que suelen alternar las comedias con
sus películas más serias, tuvieron que adelantar
el rodaje de O Brother! al de El hombre que nunca estuvo
allí debido a un inesperado hueco en la agenda de George
Clooney. Por lo visto, el protagonista de Ocean's Eleven ha
sido el último en sumarse a la troupe de los Coen; Ambos
coincidirán de nuevo el año que viene en la película
Intolerable Cruelty (crueldad intolerable), el primer trabajo
de encargo que han aceptado los Coen
|