El director y guionista Joel Coen pasó por Madrid
para presentar su último largometraje, El hombre que nunca
estuvo allí, que supone su novena película en colaboración
con su hermano Ethan, también guionista y productor. El cincuenta
por ciento de los hermanos Coen acudió a la rueda de prensa
acompañado por su mujer, la actriz Frances McDormand, protagonista
de El hombre que nunca estuvo allí y ganadora de un Oscar
por Fargo, también a las órdenes de los hermanos Coen.
El
más inclasificable de los directores estadounidenses actuales
aprovechó para recordar que no todo el cine de su país
es Hollywood. "La popularidad del cine independiente en Estados
Unidos ha abierto en los últimos quince años el negocio a otras
voces, otras razas", explicó, si bien advirtió
que este cambio debe estar liderado por los directores, "como
ya hizo en su momento Spike Lee y como ahora están haciendo los
realizadores latinos".
A pesar de que se confesó consciente de
que su cine tiene más aceptación en Europa que en
los Estados Unidos (El hombre que nunca estuvo allí ganó
el premio al mejor director en el pasado Festival de Cannes),
Joel Coen entró a criticar el cine de Hollywood: "No
formo parte del gran Hollywood, pero tengo un gran respeto por
el mercado, porque es el reflejo del gusto de la gente. A nosotros
no nos interesa y no nos ocupamos de él, pero no podemos dejar
de reconocer que Hollywood hace buenas películas y que la gente
va a verlas", señaló.
Rodada en blanco y negro y ambientada en un pequeño
pueblo del Sur de California, El hombre que nunca estuvo allí
narra la historia de un barbero cuya vida se complica a partir
de que descubre la infidelidad de su mujer, hasta el punto de
verse envuelto en una espiral de chantaje y asesinato.
Nuevamente
los hermanos Coen ambientan una de sus películas en el
pasado, como sucedió con Muerte entre las flores,
O Brother! o Barton Fink. "Siempre rodamos películas
de época porque insistimos mucho en el hecho de que estas sean
ficción de una forma consciente", señala Joel Coen.
"Es la forma de crear un universo diferente en el que podemos
crear nuestras propias reglas. Trabajar en películas de época
nos permite abstraernos la historia y sacarla de la realidad".
El hombre que nunca estuvo allí parte
de premisas propias del cine negro y busca su inspiración
en la obra del escritor James M. Cain, el autor de las novelas
en las que se basan Perdición y El cartero siempre
llama dos veces. "El cine es el fundamento de nuestra
relación. Y la novela negra, las de James M. Cain, Raymond Chandler
y Dashiell Hammett", llegó a afirmar la actriz Frances
McDormand. Para Joel Coen, lo más interesante de la película
es observar a un personaje que se ve envuelto en el mundo del
crimen por casualidad. "Queríamos plasmar en la película
la estupidez de esos personajes criminales, que no son genios,
ni superpersonajes, ni demonios, sino seres bastante tontos, bastante
ineptos", confiesa.
Roderick Jaynes
Una de las anécdotas más comentadas sobre la promoción
de El hombre que nunca estuvo allí tiene que ver
con un artículo ofensivo publicado
hace unos meses por el encargado de montar la película,
Roderick Jaynes (que no es ni más ni menos que el seudónimo
bajo el que se esconden Joel y Ethan Coen cuando hacen de montadores).
Preguntado por el particular, Joel Coen se decantó por
prolongar la leyenda urbana: "'Es un viejo gruñón inglés,
al que ya hemos despedido", afirmó.
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