Sueños digitales
Desde el estreno de Toy Story (1995), la animación por ordenador se ha convertido en uno de los géneros más exitosos del cine actual
Carlos Leal
Pocos cambios han afectado tanto al cine de animación en los últimos años como la introducción de ordenadores en el proceso creativo de las películas. Desde que en 1991 Disney empleó esta técnica para diseñar la secuencia del baile de La bella y la bestia, las nuevas tecnologías han revolucionado la forma de concebir los dibujos animados, hasta el punto de llegar a amenazar la supervivencia de la animación tradicional.
El primer largometraje de animación digital que se estrenó comercialmente fue Toy Story (1995). Producida por Disney y la compañía especializada Pixar, la película obtuvo un inmenso éxito comercial (recaudó más de 350 millones de dólares) y demostró contundentemente la viabilidad de este tipo de producciones. Pronto se sumó a la pugna el estudio Dreamworks, fundado por Steven Spielberg y el antiguo jefe de animación de Disney Jeffrey Katzenberg, que en 1998 estrenó la segunda película generada por ordenador de la historia, Hormigaz. Frente a la pacatería de Disney este filme fundó las bases del estilo de animación Dreamworks, con un guión inteligente y lleno de humor y una moralidad menos acusada y más abierta.
Desde entonces, el tándem Disney-Pixar y Dreamworks mantienen una lucha encarnizada por la hegemonía en el mundo de los dibujos animados digitales. Los primeros han demostrado su maestría técnica en títulos como Toy Story 2, Bichos, Monstruos S.A. o Buscando a Nemo, que ganó el Oscar a la mejor película de animación en marzo de este año. No obstante, Dreamworks no le ha ido a la zaga con grandes éxitos de taquilla como Shrek y Shrek 2, que se ha convertido en la cinta animada más taquillera de la historia.
Además, los otros estudios se resisten a quedar apartados de un pastel tan sustancioso, apuntándose éxitos como La edad del hielo (Fox), Final Fantasy (Columbia) o Jimmy Neutron (Paramount). Warner saltará a la escena estas Navidades con The Polar Express, de Robert Zemeckis, y la ruptura anunciada entre Disney y Pixar añade aún más incertidumbre al panorama del género, más aún teniendo en cuenta que Disney cosechó un sonoro fracaso en su primera aventura digital en solitario, Dinosaurio (2000).
Pero no sólo en Estados Unidos se producen dibujos animados por ordenador. En España, hace dos años abrió el fuego El bosque animado, un largometraje basado en la novela homónima de Wenceslao Fernández Flores y producido por la empresa gallega Dygra Films. Ahora, Filmax se apunta a la moda con Pinocho 3000, una versión futurista del cuento de Collodi que se ha estrenado esta semana en España.
| Comparte este texto: