Jesús Franco: Una trayectoria singular
El Goya de Honor reconoce la obra del padre de la serie B española, un cineasta tan prolífico como poco conocido
Carlos Leal
¿Qué tienen en común nombres como David Khunne, John O'Hara, Clifford Brown, Wolfgang Frank o Jack Griffin? La resupuesta es sencilla: son sólo algunos de los más de sesenta y cinco pseudónimos detrás de los que se esconde una de las personalidades más singulares de la historia del cine español. Ayudante de dirección para Orson Welles, montador, compositor, guionista, productor y realizador de casi 200 largometrajes, Jesús Franco ha pasado en los últimos años del más absoluto ostracismo por parte del mundo del cine al reconocimiento como auténtico padre del cine de serie B en España.
Tras graduarse en piano en el conservatorio de Madrid, Franco se marchó a París a estudiar dirección cinematográfica. A su vuelta a España comenzó a trabajar como ayudante de dirección para Juan Antonio Bardem, Joaquín Luis Romero Marchent y Luis García Berlanga entre otros. Su debut en la dirección se produjo en 1959 con Tenemos 18 años, y cuatro años después obtuvo su primer éxito internacional con Gritos en la noche.
Ya en 1965 trabajó como ayudante de dirección para Orson Welles en Campanadas a medianoche, una adaptación del clásico de Shakespeare Falstaff. Volvería a colaborar en dos ocasiones con el director de Ciudadano Kane, en las malogradas adaptaciones de La isla del tesoro y Don Quijote.
En 1968 Franco obtuvo uno de los mayores éxitos de su carrera con Necronomicon, una desquiciada aproximación al universo de Lovecraft que llegó a proyectarse en el Festival de Cine de Berlín. La década de los 70 consolidó su fama como realizador de serie B: rodó 47 largometrajes, la mayor parte de ellos en los géneros de terror y erotismo softcore, aunque también de aventuras e incluso musicales. Para reducir costes, reutilizó repartos, decorados e incluso escenas completas de unas películas en otras.
En los años 80, la carrera de Jess Franco derivó al cine pornográfico, con títulos tan explícitos como El ojete de Lulú o Falo Crest. Con todo, no faltaron otros títulos fantásticos y de aventuras como La sombra del judoka contra el doctor Wong o El hombre que mató a Mengele.
En 1996 estrenó en cines Killer Barbies, y recibió un homenaje en la ciudad de Nueva York. En los últimos años, su actividad cinematográfica ha descendido notablemente, si bien ha sido objeto de varios documentales, como The Life and Times of Jess Franco, de José Luis García Sánchez, o Jesús Franco: manera de vivir, de Kike Mesa.
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