Músicas chifladas
Warner Bros. dominó el mundo de los dibujos animados en los 40 y los 50 con las series "Looney Tunes" y "Merry Melodies"
Carlos Leal
Durante las décadas de los 40 y los 50, Warner Bros. se convirtió en el estudio más exitoso e
influyente en el campo de los dibujos animados. Ni Mickey Mouse en la Disney, ni Tom y Jerry en
la Metro Goldwyn Meyer, ni Popeye en la Paramount fueron rivales para Bugs Bunny, el pato
Lucas, Elmer, el Coyote y compañía, que con su estilo irreverente y mordaz conquistaron la
imaginación de los espectadores de medio mundo, creando un sinnúmero de adictos a sus
aventuras.
La Warner comenzó a interesarse por el mundo de la animación a principios de la década de los
treinta, de la mano de los dibujantes Ising y Harman. Curtidos en la Disney, ambos decidieron
en 1929 abandonar la compañía y asociarse con el productor Leon Schlesinger para encabezar la
división animada de Warner Bros. Entre los tres produjeron, en 1930, el primer corto animado
del estudio, "Sinkin' in the Bathtub", protagonizado por los personajes Bosko y Honey.
Durante sus primeros años, la división animada de Warner trató de ser más Disney que la propia
Disney. Inspirándose en las "Silly Simphonies", crearon en primer lugar la serie "Looney Tunes"
(músicas chifladas), y, ya en 1931, otra serie titulada "Merrie Melodies" (melodías alegres),
destinada a producir breves piezas de animación que incluyeran alguna de las canciones del
extenso archivo musical de Warner Bros. y sus filiales discográficas.
Tras la salida de la Warner de Ising y Harman, en 1933, por diferencias con el productor Leon
Schlesinger, comienza la verdadera época dorada del estudio. De la mano de creadores como Fritz
Freleng, Frank Tashlin, Tex Avery, Chuck Jones y Bob Clampett, Warner empieza a definir un
sello propio en los cortometrajes de animación, marcado por un humor ácido y surrealista y un
estilo visual irreverente. Desde los míticos estudios de Termite Terrace surgen año tras año
personajes tan carismáticos como Porky (1935), el pato Lucas (1937), Bugs Bunny (1938), Elmer
(1940), Piolín y Silvestre (1945), el Correcaminos y el Coyote (1949) y Speedy González (1953).
Buena prueba del dominio de Warner en el campo de la animación en estos años es su continuada
presencia en la ceremonia de los Oscars año tras año. Entre 1939 y 1963 el estudio recibió
cinco estatuillas y estuvo nominado en otras veinte ocasiones.
Sin embargo, con la llegada de los 60 el poder de la división animada de la Warner comenzó a
decaer. En 1963 cerraron los estudios de Termite Terrace, y el estudio decide subcontratar las
películas de animación a la compañía DePatie-Freleng; en 1969, Warner renuncia definitivamente
a los dibujos animados. En todo caso, sus dibujos animados han seguido formando parte del
imaginario colectivo durante décadas, y hoy por hoy son tan populares como cuando se crearon.
Buena prueba de ello es la película Looney Tunes, de vuelta a la acción, que combina a
personajes tan queridos como Bugs Bunny y el pato Lucas con actores reales como Brendan Fraser
y Steve Martin.
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