Malditos y molinos
El anuncio del rodaje de un nuevo Don Quijote vuelve a dar actualidad a uno de los mitos literarios de más difícil adaptación en la historia del cine
David Montero
Hasta poco antes de morir, Orson Welles seguía manteniendo viva la esperanza de dar forma definitiva a su versión de "Don Quijote de la Mancha", un libro que había leído en su adolescencia y que le dejó una honda huella. Años más tarde, ya residiendo en España, Don Quijote se transformó en una obsesión recurrente para él. La misma obsesión acabó con el proyecto del británico Terry Gilliam (El hombre que mató a Don Quijote) que quedó oficialmente "detenido" hace más de año y medio. "No me pasará lo que a Welles. Voy a acabar esta película", aseguro Gilliam, en su dia. Pero lo cierto es que no pudo hacerlo.
Pero si la adaptación de don Quijote al cine siempre ha sido un proyecto maldito (y para malditos) también ha sido uno de los más acometidos en la aun corta historia del cine. La primera adaptación del texto de Cervantes está fechada en 1903, año en que Pathé Freres decidió filmar una breve escena para mostrarlas a los aún atónitos espectadores del cinematógrafo. Despues siguieron adaptaciones de paises como Rusia, Francia, Inglaterra, Italia, Indonesia, Dinamarca o Australia, algunas dirigidas por cineastas de tanta solvencia como el maestro del mudo G.W. Pabst.
En nuestro país, el Caballero de la Triste Figura tuvo que esperar hasta 1947 para que se le hiciese justicia. En ese año el afamado director y guionista Rafael Gil se embarca en la que, en su momento, fue la producción española más cara de todos los tiempos: Don Quijote de la Mancha, un filme que sobrepasaba las dos horas de duración y que recreaba minuciosamente los ambientes y paisajes que Cervantes describe en la novela. Más tarde seguirían varios proyectos televisivos (entre los que se encuentra la famosa serie de animación “Don Quijote de la Mancha”, producción de 1980 con un coste superior a 1.500 millones, que más tarde acabó doblada a idiomas tan recónditos como el afrikaan, el japonés, el árabe o el hebreo.
Tambien en España los ultimos esfuerzos por revitalizar la obra cervantina los ha hecho Manuel Gutierrez Aragon, responsable de una serie de televisión "El Quijote de Miguel de Cervantes”, en los noventa con Fernando Rey como Don Quijote y Alfredo Landa en el papel de Sancho y de la película “El caballero Don Quijote” ya en el nuevo siglo.
Quizás con la necesidad de encontrar una nueva interpretación del Caballero de la Triste Figura en en el siglo XXI, el siguiente en intentar una adaptación quijotesca sera el norteamericano Andrew Davis, quien tras su filme (aun por estrenar) La maldición de los hoyos ha anunciado la realización de una versión clásica del mito cervantino. Empiezan incluso a sonar algunos nombres como John Voigt como Don Quijote y John Leguizamo en el papel de Sancho. Más malditos y más molinos.
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