BAFF 2008: Propuestas personales, atípicas y documentales
Aliento, de Kim Ki-duk, Ploy, de Pen-Ek Ratanaruang, y Useless, de Jia Zangke, entre lo más destacado de la muestra
Penélope Coronado
Un año más,
y éste es el décimo, el BAFF ha apostado por el cine realizado en
el continente asiático. Entre las propuestas, han destacado aquéllas
de directores que suenan como firmes valores de cinematografías cada
vez más en alza. Nombres como Lee Chang-dong (premiado en este BAFF
por su film Secret sunshine), Kim Ki-duk, Rithy Panh, Jia Zangke,
Pen-Ek Ratanaruang –Johnny To era el responsable de la gala de clausura–
han estado presentes en este BAFF 2008 con propuestas que van del cine
más personal, atípico, e incluso onírico, a ejemplos de un cine que
tiene que ver con el documento y la denuncia.
De Corea del
Sur, Aliento, el último trabajo de Kim Ki-duk, responsable de
las estrenadas comercialmente El arco, Hierro 3 y Primavera,
verano, otoño, invierno... y primavera. Empleando precisamente
este elemento temporal, su nuevo film también se vehicula en torno
al paso de las estaciones. El silencio, otro elemento muy del gusto
del cineasta, también está muy presente en la narración: de los dos
protagonistas, uno no puede articular palabra como consecuencia de un
intento de suicidio –con un objeto punzante va a cortarse, repetidas
veces, el cuello–, y la otra prácticamente sólo se expresará cantando.
La historia de estos dos personajes que una vez fueron novios va a desarrollarse
en una prisión: allí él espera la pena capital, allí ella lleva
la alegría, la ilusión, el aliento, transformando un cuartucho frío
y policial en un lugar para la esperanza y el deseo, simplemente con
canciones y motivos decorativos para cada estación del año. Una historia
de amor y de celos –la mujer está casada–, con un interesante punto
de vista voyeur, el del anónimo carcelero que desde los distintos
monitores de la cárcel lo observa todo.
Ploy,
del tailandés Pen-Ek Ratanaruang, responsable de la notable y también
llena de extrañezas Invisible waves, es otro de los títulos
a destacar de este décimo BAFF. El relato, inclasificable, sensual
y onírico, se circunscribe a las paredes y recovecos de un hotel. Allí,
una pareja que atraviesa ciertos problemas conyugales se enfrenta al
jet-lack tras volar cientos de kilómetros desde los Estados Unidos.
El marido conocerá en el bar del hotel a una lolita adolescente
que la mujer no tolerará cuando ésta sea invitada a descansar y bañarse
en la habitación del matrimonio; mientras, la joven pareja que componen
una chica de la limpieza y un mozo del hotel hará sensualmente y a
escondidas el amor, poniendo en práctica así todo el deseo que el
resto de personajes no pueden materializar. Un cruce de historias que
juega con la realidad y el sueño, con la creación de atmósferas a
veces extrañas a veces estimulantes o revulsivas.
Useless
es el último trabajo del director chino Jia Zangke. Su afán por denunciar
fenómenos deshumanizadores e injusticias por la vía de la ficción
ya quedaba presente en films como Still Life (cuyo trasfondo
son las obras de construcción de la presa de las Tres Gargantas en
el río Yangtsé y el consiguiente desalojo de la población) o The
world (en torno a un grandioso parque temático que aunaba todos
los iconos de occidente). Esta vez Zangke ha elegido el documental,
y el formato digital, para narrar tres historias en torno al significado
de la industria textil en China. Están las fábricas donde industrialmente
se confeccionan millones de prendas (esta parte posee algunas bellas
imágenes), está la voz de la diseñadora de alta costura amante de
los tejidos naturales y confeccionados a mano (aquí el documental se
pierde, se hace televisivo) y está la China rural que viste ropa remendada,
y los mineros andrajos tiznados de carbón (aquí reconocemos la mirada
del director). Un ejercicio imperfecto del que sólo le salva su falta
de pretensiones.
También documental
y digital es Le papier ne peut pas envelopper la braise de Rithy
Panh. Como en su anterior film (Les artistes du Théâtre Brûlé),
el director camboyano opta por el documentalismo por la vía de hacer
transcurrir la historia por la voz de sus personajes. Esta vez se trata
de un grupo de mujeres que vive míseramente ejerciendo la prostitución.
Pobreza, drogadicción, una madame usurera, más las experiencias desafortunadas
de todas ellas, que sólo encuentran cierto consuelo recortando papeles
que después pegarán artísticamente en las paredes desconchadas de
la prisión en la que viven. Otra invitación a la reflexión sobre
lo que ocurre esta vez en las calles de Manila es Tambolista
de Adolfo Alix Jr., un notable ejercicio en blanco y negro, con escasos
medios, que construye una trágica historia narrada (en orden no cronológico)
a partir de sus distintas piezas, y que formalmente tiene algo que ver
con La vendedora de rosas de Victor Gaviria o con el también
film filipino Kubrador de Jeffrey Jeturian.
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