BAFF 2007: empatía hacia el cine asiático
Por noveno año consecutivo, el Festival de Cine Asiático trae a Barcelona lo mejor de las cinematografías orientales
Penélope Coronado
Es el noveno
año que la gente de 100.000 retinas –responsable también de algunas
muestras en Madrid (Cine Contemporáneo en La casa encendida) y en Barcelona
(Retinas en Casablanca) que reivindican un cine prácticamente invisible,
en términos comerciales– organiza el cada vez más afianzado festival
de cine asiático de Barcelona. Coincidiendo con el año de Corea en
España –las últimas expresiones artísticas de este país se vieron
en ARCO, su cine se ha exhibido en museos y filmotecas, The host
ha venido a popularizar a escala mundial esta cinematografía–, curiosamente
coincidiendo también con el año de España en China, este BAFF 2007
ha venido a terminar de materializar un gusto, una empatía del público
con lo que ocurre cinematográficamente en Asia: este año el festival
ha alcanzado los 22.000 espectadores, y eso a pesar de estar extendiéndose
una nueva pauta de ver cine en casa y no en salas de exhibición.
Cinematográficamente
en Asia está Corea, las producciones surcoreanas han sido mayoría
en la programación; está China, país invitado en este certamen y
del que se han proyectado en sección paralela un buen puñado de títulos
emblemáticos (Sorgo rojo de Zhang Yimou, Tierra amarilla
de Chen Kaige, Platform y Pickpocket de Jia Zhangke);
no podía faltar Japón, del país nipón se han visto los trabajos
de algunos directores noveles y de otros que ya se hicieron notar en
anteriores ediciones (Ryuichi Hiroki, que ha presentado M, se
alzó el año pasado con una mención especial del jurado por
It´s only talk); también han estado representadas las cinematografías
de Malasia, Indonesia, India, Filipinas, Tajikistan, de Tailandia llegaba
el último trabajo del venerado –por asiófilos y por Gus Van Sant–
Apichatpong Weerasethakul, estaba el tan esperado último título del
malayo Tsai Ming-Liang, recientemente se ha estrenado en salas comerciales
su anterior filme El sabor de la sandía (The wayward cloud),
seguramente los festivales tengan algo que ver en que se produzcan esta
clase de hitos en la cartelera.
Corea o
la diversidad cambiante
No estaban
en este BAFF los surcoreanos inequívocos Ki-duk (Hierro 3) y
Chan-wook (Old boy), pero estaba el cada vez más distinguido
Hong Sang-soo –recientemente La casa encendida dedicaba un ciclo a
su filmografía–. Su última película, Woman on the beach,
filma con innegable toque rohmeriano las nimiedades que ocurren entre
cuatro personajes que conviven en un complejo turístico al lado del
mar –la forma es rohmeriana, y el contexto también–; como enmarcado
dentro de un no tiempo, y alrededor de la historia de un desinspirado
director de cine que busca el aislamiento, el film capta primero las
peculiaridades, los entresijos, las contradicciones de un trío compuesto
por el director, un compañero de profesión bastante cómico y su presunta
novia, una mujer a la que es difícil resistirse. El protagonista no
se resiste, y en su segunda parte el film va a captar las desavenencias
de otro trío: el compuesto por el director, la mujer irresistible y
una segunda mujer de rasgos muy similares a la primera. Haciendo narrativamente
hincapié en los detalles más pequeños, en el humorismo de intrascendentes
situaciones, Woman on the beach deja transcurrir a sus personajes:
una de las virtudes del film de Sang-soo es mostrar abiertamente algunas
categorías de defectos, de debilidades que en casos como el del protagonista
obligan a mentir, a engañar y engañarse. Por contra, al filme puede
achacársele ser simplemente un ejercicio de elocuencia prosódica,
su incontención a alargar discursos y metraje.
Del cine de
Corea proyectado destacar su diversidad en temas y forma. Host and
guest de Shin Dong-il es un filme de apariencia pequeña, cargado
de significados y un humorismo muy cínico: los protagonistas son un
escéptico profesor de cine empeñado en ver Uzak y un evangélico
cuya pretensión es hacerle mejor persona al otro, Family ties
de Kim Tae-yong es el drama familiar con toques de humor y surrealismo
protagonizado por la actriz Mun So-ri (Oasis), The peter pan
formula, debut de Jo Chang-ho en la dirección tras haber sido ayudante
de dirección de Kim Ki-duk, No regret
de Leesong Hee-il, la difícil historia de amor entre dos hombres en
una sociedad que no los entiende, The last dining table de Roh
Gyeong-Tae, film que juega con el surrealismo y la poesía para narrar,
a través de breves fragmentos, distintas historias que ocurren en los
suburbios de Seúl, y Dirty carnival de Yoo Ha, una película
que combina las tramas en torno a la mafia con una trama relacionada
con un candidato a director de cine que quiere estrenarse en la gran
pantalla con una de mafiosos, el resultado es coherente, entretenido,
pero queda a bastante distancia de otros trabajos recientes: véase
Infernal affairs o el punto de vista de Scorsese Infiltrados,
de obligada referencia asiática es por supuesto Election de
Johnnny To.
Seguir leyendo...
| Comparte este texto: