Una lección de cine negro

Los hermanos Coen debutaron en 1984 con Sangre Fácil, un retorcido thriller que les colocó en primera línea del cine independiente americano

Carlos Leal

Parece que fue ayer y hace ya dos décadas que los hermanos Coen comenzaron en esto del cine con un filme que llegó de tapadillo y pronto se convirtió en una película de culto. Se trataba de un retorcido thriller titulado Sangre fácil, que de golpe les colocó en primera línea de eso que ha dado en llamarse cine independiente americano, posición que no han abandonado desde entonces.

De los dos hermanos, Joel era el único que tenía claro desde el principio que quería dedicarse a hacer películas, motivo por el que se matriculó en la Escuela de cine de la Universidad de Nueva York. Sin embargo, cuando se licenció sólo encontró trabajo en películas de terror de serie B (entre ellas la recordada Posesión infernal, de Sam Raimi). Harto de este tipo de trabajos, Joel se asoció con su hermano Ethan para escribir el guión de Sangre fácil, una fructífera sociedad que no se ha disuelto desde entonces.

Sangre fácil contiene ya algunas de las características que con el paso del tiempo han llegado a convertirse en la marca personal de los Coen. Comenzando por un barroquismo formal que va desde la composición de los planos a los movimientos de cámara e incluso el montaje (que corre a cargo de ambos cineastas bajo el seudónimo Roderick Jaynes). La película incorpora además un cierto componente surrealista y un sentido del humor cruel y retorcido, que surge con especial intensidad en las situaciones de mayor tensión dramática.

El debut de los hermanos Coen en la dirección estableció además el modo de trabajo que desde entonces no han variado ni un ápice. El guión de sus películas lo firman al alimón; la dirección lleva el sello de Joel y la producción de Ethan. Sin embargo, sus colaboradores explican que en realidad durante el rodaje funcionan como unidades intercambiables, hasta el punto de que, en tono de broma, son conocidos como "el director bicéfalo".

Sangre fácil supuso también la primera colaboración de los hermanos con Frances McDormand, esposa de Joel Coen en la vida real, que desde entonces ha participado en otros cuatro de sus proyectos, incluyendo Fargo y El hombre que nunca estuvo allí. Además, en el equipo técnico figuran ya algunos de sus habituales como el productor Mark Silverman, el director de fotografía Barry Sonnenfeld o el músico Carter Burwell.

Tras su estreno en el Festival de Toronto en septiembre de 1984, Sangre fácil se convirtió en una de las películas más admiradas y premiadas de la temporada. Ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance, el Premio del Público en Fantasporto y dos Independent Spirit Awards, en concreto los de mejor director y mejor actor principal (para M. Emmet Walsh).

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