Esencia de Nueva York
Woody Allen hizo en Manhattan (1979) el retrato más hermoso jamás rodado de la vida en la Gran Manzana
Carlos Leal
"Capítulo Uno. Él adoraba Nueva York. La sentimentalizaba de un modo excesivo...". Las imágenes del skyline neoyorquino, visto desde Central Park, se suceden en la pantalla al ritmo de los acordes de la "Rapsodia en azul" de George Gershwin, mientras la voz en off del escritor Isaac Davis desgrana el primer capítulo de una novela que nunca llegará a terminar. De esta forma comienza Manhattan, una de las películas más conocidas y admiradas del prolífico Woody Allen. El cineasta neoyorquino hizo en 1979 el retrato más hermoso jamás rodado de su ciudad, un fresco inolvidable de la Gran Manzana y de sus habitantes.
Ya en 1979, Woody Allen era una de las figuras más interesantes del cine estadounidense. Apenas dos años atrás había logrado el mayor éxito de su carrera con la comedia romántica Annie Hall, que ganó los Oscars a la Mejor Película, Mejor Actriz (para Diane Keaton) y Mejor Guión Original, y en 1978 se pasó por primera vez al drama en Interiores. Manhattan combina a la perfección el encanto cómico de la primera con el mayor peso dramático de la segunda, a través de la historia de un aspirante a escritor divorciado que se debate entre el amor de una adolescente y la atracción que siente por una periodista un tanto snob, que sale con uno de sus mejores amigos.
Aunque escribió el guión en colaboración con Marshall Brickman, con quien también trabajó en El dormilón y Annie Hall, Woody Allen introdujo en Manhattan un buen número de elementos autobiográficos. Así, el personaje de Tracey, que interpretó en la pantalla una jovencísima Mariel Hemingway, fue modelado a partir de Stacey Nelkin, con la que salió mientras ella aún iba al instituto. Además, al igual que su personaje Woody Allen se había divorciado ya dos veces cuando rodó la película, y en la vida real mantuvo breves idilios tanto con Diane Keaton como con Mariel Hemingway, sus dos compañeras en el filme.
En todo caso, Manhattan es ante todo una declaración de amor de Woody Allen a Nueva York, que participa de la historia como un personaje más. A lo largo del filme podemos ver paisajes tan característicos de la ciudad como el lago de Central Park, el museo Guggenheim, el Salón de Té Ruso, el MOMA, el Planetario o el Puente de Brooklyn, sobre el que Woody Allen y Diane Keaton ven amanecer en una de las escenas más memorables de la película. Todo ello fotografiado en exquisito blanco y negro por el oscarizado Gordon Willis, sin duda uno de los mejores directores de fotografía del cine estadounidense.
Corre el rumor de que, después de ver la película, Woody Allen se sintió tan disgustado con su interpretación que le ofreció a United Artists dirigir para ellos otra película gratis si aceptaban no distribuir Manhattan. Lo cierto es que después de su estreno el filme se convirtió en un éxito inmediato, y consagró a Woody Allen como uno de los directores más importantes del cine estadounidense en los últimos treinta años.
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