La conciencia social de Hollywood
El estreno de La sentencia nos devuelve a Norman Jewison uno de los directores más comprometidos de Hollywood
Carlos Leal
A lo largo de los últimos cuarenta años, el cineasta Norman Jewison se ha labrado una trayectoria consistente y plena de interés, defendiendo su independencia creativa en un entorno como el de Hollywood, poco proclive a los arrebatos autoriales. Como la mayor parte de los cineastas de su generación, Norman Jewison comenzó su trayectoria en el mundo de la televisión a principios de los años 50. Su debut cinematográfico se produjo con Soltero en apuros (1963), un vehículo de lucimiento de Tony Curtis cuyo éxito le abrió las puertas de la Universal. En los dos años siguientes, dirigió para la Universal tres comedias ligeras, The Thrill of It All, Send Me No Flowers y El arte de amar, las dos primeras junto a Doris Day.
Sin embargo, Norman Jewison no estaba del todo satisfecho con los guiones que le ofrecían en la Universal, y comenzó a buscar un proyecto de más peso. La oportunidad le llegó cuando la Metro Goldwyn Meyer le contrató para sustituir a Sam Pekimpah en El rey del juego (1965), una historia de jugadores profesionales protagonizada por Steve McQueen y Edward G. Robinson. En su siguiente película, la comedia satírica ¡Que vienen los rusos! , Jewison pudo ejercer por primera vez de director y productor, lo que le proporcionó un control sobre todo el proceso productivo de sus películas que ya no abandonaría.
¡Que vienen los rusos! proporcionó a Norman Jewison en 1967 su primera nominación al Oscar a la Mejor película, premio que alcanzaría apenas un año después con uno de sus trabajos más conocidos, En el calor de la noche. Protagonizado por Sidney Poitier y Rod Steiger, este thriller antirracista conmovió fuertemente a una sociedad estadounidense por entonces inmersa en el movimiento por los derechos civiles, y obtuvo cinco oscars en la ceremonia de 1968. Sin embargo, tras el éxito de En el calor de la noche Norman Jewison dejó de lado por un tiempo el ámbito del cine comprometido, alcanzando algunos de los éxitos más sonados de su carrera. De esa forma llegaron, entre 1968 y 1973, la esteticista El secreto de Thomas Crown y los musicales Gaily, Gaily, El violinista en el tejado y Jesucristo Superstar. Rollerball supone un interesante cambio de dirección en su trayectoria cinematográfica. Bajo la forma de un thriller de ciencia-ficción de trasfondo deportivo, Jewison incluye un evidente mensaje social en torno a una sociedad futurista devastada por la violencia y la codicia. El contenido político se haría aún más evidente en su siguiente trabajo, F.I.S.T. (1978), en el que aborda el tema de la lucha sindical.
Tras una serie de años grises, el nombre de Norman Jewison volvió a primer plano en 1984 gracias a Historia de un soldado, un nuevo thriller en el que aborda el tema del racismo en el ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Con ella, Jewison competiría de nuevo por el Oscar a la Mejor película, aunque en esta ocasión no lo logró. Tres años después, volvió a disfrutar del éxito comercial con la comedia romántica Hechizo de luna, que le proporcionó el premio al Mejor director en la Berlinale y a la cantante Cher el Oscar a la Mejor actriz.La década de los 90 no fue especialmente brillante en la trayectoria de Norman Jewison. Ni la adaptación teatral Other People's Money, ni la comedia romántica Sólo tú, ni el drama Bogus alcanzaron la aclamación de la crítica ni el éxito de público. No obstante, al final de la década llegaría la película que cierra su particular trilogía de dramas antirracistas, que había iniciado en 1967 con En el calor de la noche y continuó en 1984 con Historia de un soldado y culminó en 1999 con el biopic Huracán Carter (1999), que narra la historia real del boxeador Rubin Carter, que estuvo encarcelado durante décadas por un crimen que no había cometido. Para su última aventura, el thriller político La sentencia, Jewison ha cambiado los Estados Unidos por Francia, pero el mensaje social sigue intacto en esta exploración de la injusticia humana. La conciencia social de Hollywood.
| Comparte este texto: