Javier Bardem: a vueltas con el éxito
El protagonista de Antes que anochezca ha ganado su segunda Copa Volpi en Venecia gracias a su caracterización de Ramón Sampedro
David Montero
Como en tantas otras ocasiones, los inicios de Javier Bardem en el cine remiten a una casualidad. Antes de dedicarse a la interpretación, había probado el baile (en televisión y haciendo "streap-tease" en despedidas de soltera) y el dibujo, había trabajado como tramoyista, sirviendo copas e incluso había jugado en la selección española
de rugby. Buscaba dinero sencillo cuando se acercó al casting de Las edades de Lulú (1992), donde Bigas Luna buscaba un tipo fuerte, con aire de bruto. Javier consiguió el papel. Recio, ancho de hombros, de cuello firme y rasgos aplanados de boxeador, su físico le llevó a esncasillarse en papeles de macho ibérico en películas como El amante bilingüe (1992), Jamón, Jamón (1992) o Huevos de oro (1993). Rápidamente intuyó que, si no cambiaba el guión, se quedaría ahí para siempre.
El aire nuevo llegó de la mano de Gonzalo Suárez, quien le ofreció el papel protagonista de El Detective y la
muerte (1994).Ese mismo año interpretó a un delincuente de poca monta en Días contados (1994), de Imanol Uribe, que le proporcionó el primer Goya de su carrera. Dispuesto a explorar nuevos registros,aceptó el papel protagonista de Boca a boca (1995), una comedia de enredo junto a Aitana Sánchez Gijón en la que se tendría que transformar en un tipo tímido e ingenuo que se ve envuelto en una delirante trama de teléfonos eróticos, extorsión y drogas. La aventura acabó con un nuevo Goya entre sus manos y con la convicción de todo el cine español de que Bardem era ya su actor con más futuro.
En los años siguientes, fue acumulando experiencia con los directores más destacados del panorama nacional: Alex de la Iglesia (Perdita Durango), Mariano Barroso (Extasis y Los lobos de Washington), Gerardo Vera (Segunda Piel), Manuel Gómez Pereira (Entre las piernas) o Pedro Almodóvar (Carne trémula) asentaron la meteórica trayectoria de Bardem, permitiéndole ganar madurez y fama internacional, dos ingredientes vitales en la que sería la aventura más sonada de su carrera: su interpretación del poeta cubano Reynaldo Arenas en Antes que anochezca, de Julian Schnabel, que le proporcionó la Copa Volpi en la Msotra de Venecia.
"Pensé que irían a verla tres personas. Es una película muy arriesgada y minoritaria", confesó un sorprendido
Bardem poco después de conocer su nominación al Oscar, la primera en la historia para un actor español. cuando Rusell Crowe subió a recoger el Oscar que muchos apuntaban sería para él, una parte de Bardem respiró. Agotado tras conceder miles de entrevistas, después de dos meses sometido a la liturgia que los norteamericanos preparan para sus ídolos, Javier se sintió aliviado de que aquello se detuviese allí. Incluso se permitió rechazar una invitación de Steven Spielberg para dar la réplica a Tom Cruise en Minority Report, un papel que acabó interpretando Colin Farrell.
Tras la aventura norteamericana, que murió antes de empezar, Bardem regresó a España para finalizar el eterno rodaje de Pasos de Baile de John Malkovich y embarcarse en un proyecto pequeño: Los lunes al sol, de Fernando León de Aranoa, que le proporcionó un nuevo Goya al mejor actor. Ahora, su interpretación de Ramón Sampedro en Mar adentro le ha supuesto su segunda Copa Volpi en Venecia, un privilegio reservado a actores de la talla de Sean Penn, Toshiro Mifune o Jean Gabin. Además, pronto lo veremos en su debut en Hollywood, Collateral de Michael Mann, dando la réplica (esta vez sí) a Tom Cruise.
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