Texto: David Montero
Fotos: Archivo


 

 

La elegancia rebelde

Sidney Poitier recibió un Óscar a toda su carrera en una ceremonia marcada por el éxito de los intérpretes afroamericanos

Fue sólo la primera piedra. El éxito de Poitier se iría cimentando en los años siguientes, con su participación en películas como Red Ball Express (1952) o Edge of the City (1957) donde interpretaba a un trabajador de los muelles honrado y de buen corazón. El filme que le daría fama definitiva llegaría tan sólo un año más tarde, junto a Tony Curtis en la película de Stanley Kramer The Defiant Ones. Poitier interpretaba a Noah Cullen, un presidiario que se da a la fuga encadenado a un recluso blanco con el que comparte un odio enconado que se irá transformando poco a poco en respeto. El papel le valió su primera nominación al Oscar, la primera para un actor afroamericano en un papel principal.

Sin embargo, la estatuilla tuvo que esperar cinco años, hasta 1963, cuando el papel del albañil Homer Smith en el drama Los lírios del campo le proporcionó el que durante casi cuarenta años sería el único premio de la Academía para un actor de color en la categoría de mejor actor. Desde entonces, Poitier se centró en la elección de sus papeles. Su objetivo era promocionar la labor de los negros en el mundo del espectaculo, convirtiéndose él mismo en un referente social en el que la sociedad pudiese reconocer a un nuevo hombre de color, preparado y responsable. De hecho, su actitud tranquila pero inquebrantable fue el motivo de crueles críticas por parte de grupos más radicales que le acusaron en numerosas ocasiones de "negro tío Tom" o "actor para blancos".

Curiosamente, sus tres películas más famosas llegaron en el año 1967: Adivina quién viene esta noche de Stanley Kramer, Rebelión en las aulas y En el calor de la noche de Norman Jewison, un filme del que se llevarían a cabo varias secuelas en años posteriores. En las tres, Poitier interpretaba exactamente el modelo humano que había estado buscando y todas fueron grandes éxitos de taquilla que le elevaron a la categoría de superestrella, convirtiéndole en uno de los actores más famosos del momento.

A partir de ese momento, el actor se fue alejando progresivamente de las pantallas, explorando nuevos terrenos como la dirección y trabajando de forma más activas en múltiples causas sociales relacionadas con la discriminación racial. Su experiencia como director se reduce a varias películas, claramente enfocadas hacia el público afroamericano. Entre ellas se cuentan éxitos como la comedia Stir Crazy (1980), con la pareja formada por Gene Wilder y Richard Pryor como principal valedora, o el rotundo fracaso Ghost Dad (1990), vano intento de trasladar la popularidad de Bill Cosby al cine. Su retirada definitiva de la gran pantalla se produjo en 1996, con la secuela de una de sus películas más famosas, Rebelión en las aulas.

Sidney Poitier y Denzel WashingtonPero, sin duda, más que por la suma de títulos que componen su larga carrera, Sidney Poitier será recordado por el camino que ha abierto para los actores afroamericanos en una industria que siempre les ha sido esquiva. El propio Denzel Washington lo afirmaba al recoger su Oscar como mejor actor poco después de que le hubiese hecho entrega a Poitier del suyo a toda una carrera. "Llevo 40 años siguiendo los pasos de Sidney y por fin esta noche me han dado el mismo premio que a él. Siempre seguiré tus pasos". Lo dicho: un ídolo.

   

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