Sin embargo, a medida que su vida profesional evolucionaba
hacia el estrellato definitivo, su intimidad se precipitaba hacia
el abismo de una triste historia. Mientras rodaba La Fortuna
(1975), bajo las órdenes de su buen amigo Mike Nichols, un reportero
de su ciudad natal hacía público un secreto familiar que el propio
Nicholson desconocía: su madre, la que siempre había creído que
era su madre, era en realidad su abuela, mientras que June, su
hermana mayor, era su auténtica madre quien, asustada ante un
embarazo adolescente había decidido ocultar su origen al actor.
Ambas se habían llevado el secreto a la tumba algunos años antes
y, tras conocerse la noticia, Jack se quedó sólo con el peso de
una revelación que ninguna de las dos quiso nunca confesarle.
La historia cautivó a la prensa, pero afectó profundamente al
actor que decidió abrir un paréntesis en su meteórica carrera.
Su
recuperación viene marcada por el papel de Jack Torrance en El
Resplandor (1980) de Stanley Kubrick. Su interpretación de
un psicópata mentalmente desequilibrado por las fuerzas ocultas
de un hotel que decide asesinar a su mujer y a su hijo, un personaje
a medio camino entre la locura y el sadismo descarnado, cautivó
a los espectadores y devolvió a Nicholson a la primera línea de
Hollywood, una posición que posteriormente fue reforzando con
cintas como Rojos (1981) o El honor de los Prizzi
(1985) (ambas con nominación al Oscar incluida) y, sobre todo,
La fuerza del cariño (1983), gracias a la cual gano su
segunda estatuilla.
A partir de los últimos años ochenta, sus apariciones
han sido más esporádicas, con papeles muy escogidos que le han
permitido seguir en forma una vez superada la barrera de la madurez.
Desde ese momento, Nicholson ha alternado comedias (Las brujas
de Eastwick), filmes de género fantástico (Batman),
dramas (Tallo de hierro) o alegatos antibelicistas (Algunos
hombres buenos), buscando como siempre escapar al temido encasillamiento.
Su tercer Oscar llegó gracias al loco y enamorado Melvin Udall
de Mejor imposible (1997), un papel inicialmente pensado
para John Travolta y que Nicholson convirtió en una reivindicación
de las posibilidades de los actores que han superado los sesenta.
Y
en eso sigue empeñado en su última apuesta, A propósito de
Schmidt, un drama sobre el envejecimiento y la derrota con
el que Nicholson se ha convertido en el actor con mayor número
de nominaciones a los Oscars. Si consiguiese la estatuilla, también
pasaría a ser el actor más laureado de Hollywood, aunque
para él el triunfo ya está logrado, "me lo
llevo al finalizar cada película", ha declarado..
|