Con
apenas 17 años, Jack Nicholson pisó por primera vez la costa este
de los Estados Unidos. Sus padres, o los que él creía sus padres,
le habían enviado allí desde el suburbio helado de Nueva Jersey,
a modo de premio antes de comenzar una carrera universitaria en
Boston; sin embargo el joven Jack, como millones de chicos de
su edad, planeaba en secreto quedarse en Los Angeles, disfrutar
del sol a diario y conseguir un empleo en la utopía de Hollywood.
Casi cincuenta años después de ese viaje sin retorno, Jack Nicholson
se ha convertido en uno de los mitos de la historia del cine,
un actor inconfundible y versátil, considerado como uno de los
mejores intérpretes de Hollywood y símbolo de toda una generación.
Nacido en Neptune, Nueva Jersey, en abril de 1937,
la carrera de Nicholson se inició de la mano del gurú de la serie
B, Roger Corman, que asistió entusiasmado a una representación
del actor en un pequeño teatro de Los Ángeles. Corman le introdujo
en el cine y comenzó a darle pequeños papeles de adolescente atormentado
en películas como The Cry Baby Killer (1958) o Too Soon
to Love (1960). Aquéllos fueron años de muchos esfuerzos y
pocas recompensas, en los que el joven Jack deambuló por producciones
de medio pelo, sin éxito alguno. Sin embargo, conoció a
directores como Francis Ford Coppola o Bob Raffelson y se asoció
con intérpretes como los jóvenes Dennis Hopper o Peter Fonda,
junto a quienes iba a dar el salto definitivo al estrellato gracias
a la legendaria Easy Rider (1969).
El elegido en un primer momento para interpretar
al desafortunado y alcohólico abogado George Hanson en la cinta
había sido Rip Torn, sin embargo una negativa precipitada
abrió las puertas a Nicholson, que se encontró con su primera
nominación al Oscar como mejor actor de reparto. La nominación
por Easy Rider (el Oscar le fue arrebatado por Gig Young
gracias a su papel en Danzad, danzad malditos) abrió la
puerta a una década que iba a consagrar definitivamente a Nicholson
como el actor más interesante de su generación.
Su
versatilidad quedó más que probada en sus dos primeros proyectos
en los setenta: el musical Vuelve a mi lado (1970), junto
a Barbara Streisand, y, sobre todo, Mi vida es mi vida
(1970), donde bajo las órdenes de su amigo Bob Raffelson, Nichoson
interpretaba a un pianista que huye de su propio destino, un papel
que le valió la segunda nominación al Oscar, esta vez como mejor
actor principal. Desde ese momento, su carrera se convirtió en
una imparable sucesión de éxitos gracias a personajes como el
adolescente tardío con problemas amorosos de Conocimiento carnal
(1971), el autoritario marinero Buddusky en El último deber
(1973), el complejo detective Jack Gittes de Chinatown
(1974) y finalmente el vital Pat McMurphy en Alguien voló sobre
el nido del cuco (1975), de Milos Forman, que finalmente le
proporcionó su primer Oscar tras cuatro nominaciones.
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