Pero, a pesar de la rapidez en atajar los estrenos
más comprometidos, Hollywood no se ha dado tanta prisa
en tratar de forma directa los atentados. Hasta el momento la
única cinta de ficción que ha abordado el tema ha
sido el telefilme Justicia Infinita, protagonizado por
el veterano karateka Chuck Norris y que ha pasado sin pena ni
gloria por la televisión estadounidense. Más seria
es una iniciativa presentada en la "Mostra" de Venecia
con motivo del primer aniversario de los atentados. Se trata de
"11/09/01", una cinta que reúne once cortometrajes
sobre los ataques dirigidos por directores tan distintos como
la iraní Samira Makhmalbaf, el mexicano Alejandro González
Iñarritu, el japonés Shoei Imamura, el bosnio Denis
Tanovic, la india Mira Nair o el norteamericano Sean Penn. El
resto son rumores, como el que apunta a que el polémico
Oliver Stone prepara un biopic sobre el hombre más
buscado del mundo: Osama Bin Laden.
Pero
la consecuencia más importante que puede tener el 11 de
septiembre en Hollywood radica en lo que muchos ya han denominado
un cambio de paradigma, es decir, nuevos patrones para seleccionar
qué películas se llevan a la pantalla y cuáles
pasan a los armarios donde duermen los guiones rechazados. La
investigadora Margolit Berlin se atreve a augurar cuáles
serán las directrices del cambio. "Hollywood se alejará
por algún momento de la violencia para concentrarse en temas patrióticos
y dramas familiares como ya lo hicieron durante la segunda guerra
mundial, una época en la que se popularizaron los filmes musicales
o en la década de los sesenta, cuando Mary Poppins, Mi
bella dama o El sonido de la música fueron las cintas
más taquilleras".
Algunas muestras de este transformación
las estamos viviendo ya, por ejemplo en la escalada de cine bélico
que empieza a extenderse por las carteleras de todo el mundo o
en las recurrencias patrióticas, que a veces rozan el absurdo.
Dentro de este apartado hay que evaluar la sugerencia de un alto
ejecutivo de Hollywood quien, a través de una circular,
solicitó a todos los diseñadores de vestuario de
su estudio que dieran predominancia a los colores azules y rojos
para conectar de esta forma con los deseos de la sociedad norteamericana.
Pero, a pesar de todo, el acelerado trajín
de los meses que siguieron a los atentados ha dado paso a un cambio
mucho más ralentizado, que no se traduce en hechos inmediatos.
En principio las cosas parecen haber vuelto a una relativa normalidad
y, poco a poco, los estadounidenses van acogiendo cintas tan comprometidas
como Pánico Nuclear o Daños colaterales.
Sin embargo, lo cierto es que los acontecimientos del 11 de septiembre
han sacudido la meca del cine tanto como el corazón financiero
de Wall Street y la fractura abierta en la sociedad americana
se traducirá sin duda en una modificación profunda
de los parámetros en los que hasta ahora se venía
moviendo el agitado mundo de Hollywood.
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