Sin
embargo, desde sus primeros filmes, en los que el cineasta se
recrea ampliamente en los mitos de su generación, hasta
títulos algo más maduros como La misa ha terminado
(1985), Vaselina roja (1989) o el documental sobre la fragmentación
de la izquierda italiana La cosa (1990), Nani Moretti ha
desarrollado una línea de constante indagación de
la realidad, poniendo al descubierto los contrasentidos de la
existencia y situándose desde ese momento como el los único
director moral de Italia, en la dirección que en cierta
época siguieron Rosellini o Passolini.
El reconocimiento internacional le llegó
en 1994 con Caro Diario, la historia de un cuarentón
amante del cine, con dificultades para diferenciar la ficción
de la realidad, al que un día se le anuncia que lo que
en principio parecía ser un prúrito termina siendo
un linfoma pulmonar. Un drama que dista de la autocompasión
y por el que el cineasta italiano logró un galardón
como mejor director en el Festival de Cannes. Caro Diario
fue la primera entrega de un testimonio íntimo que Nani
Moretti pretendía completar con sus dos próximos
filmes: Abril y La Stanzia del Figlio.
En Abril las obsesiones expresadas por el
cineasta se transforman en el mal de una toda una sociedad. En
este caso la enfermedad la posee la sociedad italiana y los que
tratan de solucionarlo, los políticos, son incapaces de
encontrar salidas factibles. Entonces Moretti dibuja un remedio
aún peor que problema: la llegada de Silvio Berlusconi
al poder en Marzo de 1994. La fobia política de Moretti
por Berlusconi es más que evidente e incluso salpicó
al Festival de Cannes de este año cuando el realizador
se dedicó en una rueda de prensa a verter acusaciones sobre
un destacado lider comunista italiano, indicando que él
había sido el culpable de la victoria del candidato de
Forza Italia.
La última entrega de su diario intimo llega
con la galardonada La Stanzia del Figlio, la historia de
un psicoanalista que pierde a su hijo en un accidente de tráfico.
Un filme sencillo, que rezuma un sentido del humor irónico
y resignado y explora con honestidad un hecho tremendo. La película
permanece a medio camino entre la comedia amable y el drama descarnado.
Con ella Moretti ha logrado por primera vez la Palma de Oro del
Festival de Cannes.
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