Texto: David Montero
Fotos: Archivo

 

 


 

 



El ángel fatal

El pasado año se despidió entre las celebraciones por el centenario de la mítica actriz alemana Marlene Dietrich

Marlene y su eterno cigarrilloCuando le sobrevino la muerte, un soleado día de mayo de 1992 en su apartamento parisino de la Avenida Montaigne, habían pasado ya 35 años desde la última aparición pública de Marlene Dietrich. Aquel desafortunado día de principios de los setenta, la actriz y cantante se cayó del escenario en plena actuación, con tan mala suerte que acabó rompiéndose un tobillo. Todo el mundo comentaba ya con cierta ironía la excesiva afición de Marlene por el alcohol, aunque no era eso lo que le quitaba el sueño. Sobre todo la preocupaba la amenaza, cada vez más cierta, de su definitiva senectud. En efecto, Marlene rondaba ya los setenta años y los músculos de su rostro, tan brillantemente iluminados y tensos en la pantalla, se habían aflojado hacía tiempo, aunque ella aún se resistía a creerlo. Cuando finalmente se dió cuenta de su error, decidió desaparecer sin dejar rastro, impidiendo que nadie pudiese verla más, en un último intento de salvar su imagen.

El día en que Marie Magdelene Dietrich von Losch se encontró con su destino quedaba en esos momentos muy atras, perdido entre el humo viciado del cabaret "Zwei Kravatten". Allí la encontró Josef Von Sternberg, quien decidió de inmediato ofrecerle el papel principal de su próxima película El Ángel Azul, la historia de un atormentado profesor que se consume de lujuria por una cabaretera. Marlene ya tenía experiencia en el cine: había estudiado en la academia del afamado Max Reinhardt y, desde hacía varios años, trataba de destacar en el panorama cinematográfico berlinés, donde no había pasado de interpretar personajes secundarios en películas como Die Freudlose Gasse de G.W. Pabst Madame Wiinscht Keine Kinder de Alexander Korda. La llegada de Sternberg cambiaría su vida antes incluso del estreno de El Ángel Azul. El director había presentado un primer borrador de la película a la Paramount, que buscaba desesperadamente un contrapunto al éxito de Greta Garbo. La elegida fue Marlene.

MarleneEl duo Sternberg-Dietrich logró en apenas cinco años en Hollywood modelar un icono que sería recordado como uno de los mitos sexuales más rotundos de la historia del celuloide. La imagen andrógina de la Dietrich, cuidadosamente estudiada hasta en sus detalles más mínimos, la catapultó a un estrellato vertiginoso, ratificado más tarde por el éxito de películas como Marruecos, con Gary Cooper, La venus rubia o El diablo es una mujer. "Sternberg era mi amo, mi entrenador, quien tiraba de mi cuerda", llegaría a afirmar Marlene en los años setenta. Lo cierto es que el realizador la moldeó hasta límites insospechados, trabajando duramente una imagen de mujer fatal que la acompañaría hasta sus últimos días.

La sonada ruptura entre el director y la actriz llegó en 1936 cuando Marlene comenzó a rodar la comedia romántica Desire con Ernst Lubitsch. Algunos días antes de iniciar la filmación Sternberg afirmó que había llevado a la protagonista de El Ángel Azul hasta el límite de sus capacidades y que dudaba mucho que ella sola consiguiese un nuevo éxito. Sin embargo, su cambio de registro fue bien aceptado en la taquilla, aunque fue un espejismo baldió, ya que sus próximos filmes no funcionaron a pesar de que incluso repitió con Lubitsch en Angel.

   

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