El
reto de Kubrick fue mostrar el futuro en todos sus aspectos, incomprensibles
y caóticos. Esta idea determina de forma irremediable la estructura
interna del filme. Una cinta silente, basada casi por completo
en la fuerza visual de sus imágenes, que juega con la comprensión
del espectador y con su extrañamiento ante la pantalla. Exactamente
igual que lo desconocido se burla de nosotros. Una obra maestra.
La
película fue un gran éxito y supuso la revitalización para la
pantalla de un género, el de ciencia-ficción, que pocas veces
después llegaría a alcanzar cotas tan altas de realización.
Pero,
¿por que se escogió precisamente el año 2001? El cineasta lo aclaró
varias veces; quería que el espectador de su película sintiera
que lo que veía en la pantalla estaba muy cercano, que sería real
y que, probablemente, hasta podrían verlo con sus propios ojos.
Y esto lo hizo no porque creyera que estos acontecimientos tendrían
lugar en el año 2001 sino por motivos puramente comerciales que
el propio Kubrick reconocía sin tapujos: "Teníamos que adivinar
el futuro, pero no podíamos irnos demasiado lejos en el tiempo.
Si lo hacíamos corríamos el riesgo de perder el contacto con el
espectador. Y, a fin de cuentas, es necesario ganar dinero con
la película" (2).
En
apenas unos meses, 2001, una odisea del espacio vuelve
a nuestras pantallas, probablemente tratando de aprovechar un
más que seguro éxito económico en este año en el que se cumple
la profecía de las estrellas. No es motivo para dejar de ir a
verla. Los enigmas que hace 33 años planteó Kubrick aún siguen
sin respuesta y podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que
su acercamiento a lo que nos espera "ahí fuera" no ha sido en
modo alguno superado.
Bibliografía
(1)
Esteve Riambau Stanley Kubrick; Editorial Catedra. Madrid,
1990.
(2)
Juan Carlos Polo Stanley Kubrick; Ediciones JC. Madrid,
1986.
David Austen; The Cinema of Stanley Kubrick, Londres, 1969.
Antonio
Castro; Stanley Kubrick, Festival Internacional de cine
de San
Sebastián, San Sebastián, 1980.
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