Una
minoría de los afectados intentó blanquearse mediante
declaraciones al gusto de los comités, y buena parte de
ellos (como Edward Dmytryk o el ya citado Elia Kazan) pudo continuar
con su carrera, delatando a compañeros como pertenecientes
o simpatizantes del Partido Comunista. Algunos acusados también
siguieron trabajando en producciones menores, aunque muchos de
ellos optaron por el exilio.
La lista de las figuras artísticas perdidas
en esta "caza de brujas" es inmensa. Entre los directores
destacan las persecuciones contra John Berry, John Cromwell, Jules
Dassin, Joseph Losey, Lewis Milestone, Irving Pichel, Vincent
Sherman... Más destacada aún es la lista de los
exiliados: William Dieterle, John Houston, Charles Chaplin, Fritz
Lang, Max Ophuls y Robert Siodmak, entre otros, optaron por abandonar
los Estados Unidos ante el acoso del senador McCarthy.
También fueron muchos los guionistas y escritores
represaliados, una circunstancia quizá menos conocida debido
a su menor popularidad respecto a los realizadores. Hay que recordar,
entre otros, a Walter Bernstein, Bertolt Brecht, Dashiell Hammett,
Paul Jarrico, Clifford Odets, Dorothy Parker o Dalton Trumbo,
que llegó a ganar dos oscars por Vacaciones en Roma
y El bravo firmando sus guiones bajo seudónimo.
Con
los actores y actrices hubo mayor clemencia, probablemente a causa
de que la industria no habría estado tan dispuesta a que
tocaran a sus estrellas. Así, James Cagney (que ya había
sido acusado de comunista en 1934 y 1940) no fue llamado a declarar
durante la "caza de brujas". Sin embargo, Edward G.
Robinson sí tuvo problemas y John Garfield fue perseguido
hasta su prematura muerte en 1952. Marta Toren se vio obligada
a desplazarse a Italia, y Sterling Hayden y Lee J. Cobb pasaron
por el "blanqueamiento". La persecución se extendió
también a otros sectores de profesionales, como el de la
coreografía, la música, la fotografía, la
producción e incluso los dibujos animados.
Entre los principales efectos del "maccarthysmo"
cabe destacar el surgimiento de un severo espritu de autocensura
en Hollywood, bajo el constante temor de que tan sólo un
detalle de un filme concreto atrajera el nefasto interés
del Comité de Actividades Antiamericanas. Con tal presión,
los planteamientos críticos de las películas disminuyeron
sensiblemente y el cine de Holywood derivó hacia la trivialidad
y el infantilismo.
El hostigamiento del Comité de Actividades
Antiamericanas no disminuyó hasta finales de 1954, una
vez expulsado del senado el fanático inspirador de la cruzada,
Joseph McCarthy. Sin embargo, el daño originado al cine
estadounidense era ya irreparable.
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