Por David
Montero
La ciudad Pollo es Londres, o quizás no. Digamos
que la ciudad Pollo es Londres vista desde Andalucía; una urbe
en la que todo se compra o se vende, en la que se puede vivir
de la basura y en la que es la propia basura la que puede proporcionarte
el negocio de tu vida. Es la premisa desde la que parten los sevillanos
Santiago Amodeo y Alberto Rodríguez para montar El Factor Pilgrim,
una comedia sencilla y bien rodada que supone el debut en la dirección
de largometrajes de la pareja de realizadores.
El
punto de arranque de la historia es la ficticia leyenda de Pilgrim,
un autor escocés completamente desconocido que, según reza el
mito, compuso la mayor parte de los éxitos de The Beatles.
Y los que van a poner las manos sobre esta jugosa leyenda son
un andaluz que vive de la basura, un italiano que iba para artista,
un sueco obsesionado con el color naranja y un inglés que estafa
a su propia madre vendiéndole aparatos de vídeo defectuosos. Una
historia divertida y ligera, cuyo guión, originalmente el de un
corto, revela una imaginación fresca y una gran capacidad para
crear gags y situaciones cómicas.
Evidentemente la calidad de la cinta se ve mermada
por el escaso presupuesto con el que contaron en su día Amodeo
y Rodríguez, apenas tres millones de pesetas para rodar una película
de 83 minutos; sin embargo, ambos consiguen que eso se note lo
menos posible, logrando un producto muy interesante en sí mismo,
que aprueba sobradamente sin tener en cuenta cualquier dificultad
de producción.
Asimismo conviene destacar el trabajo del multicultural
grupo de actores, sobre todo la buena interpretación principal
de Alex O´Dougherty, que se va convirtiendo en habitual protagonista
de las películas de la pareja (también aparecerá en el largo que
prepara Amodeo en estos momentos). Para los que le conocemos desde
sus divertidísimas colaboraciones en televisión y como cabeza
visible de La Banda de la María, no es ninguna sorpresa.
En definitiva, la cinta constituye un debut acertado,
una comedia en la que Amodeo y Rodríguez han demostrado que saben
hacer un cine original, sencillo y directo. Sólo nos queda esperar
su siguiente película y ver que tal gestionan el crédito que,
sin ningún tipo de duda, han ganado con El Factor Pilgrim.
Una última recomendación: repasen su inglés antes de ir a verla.
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