Por
Juan Antonio Bermúdez
Desde su atípico formato (once episodios de once
minutos, nueve segundos y un fotograma cada uno, rodados por
once directores diferentes), 11'09''01, 11 de septiembre
es una tan humilde como notable colección de notas al margen
del discurso dominante, un arriesgado intento de interpretación
desde el cine de esa vertiginosa fecha que desfloró a la historia
oficial del siglo XXI.
Perlas
irregulares, surgidas de la libertad creativa con la que han
trabajado cada uno de los once realizadores convocados por el
productor francés Alain Brigand, los once episodios son de muy
distinta naturaleza formal y argumental, aunque hay varias líneas
de reflexión que los atraviesan y podrían emparentarlos: la
construcción mediática de la realidad, los aspectos cotidianos
del apocalipsis y su relatividad.
Entre las definidas por una extrapolación del
desastre de Manhattan a otros contextos, hay que situar el corto
de la joven iraní Samira Majmalbaf sobre una maestra que explica
a los niños que viven en un campo de refugiados afganos lo que
ha sucedido en las Torres Gemelas, la película de Denis Tanovic
que recuerda la tragedia del pueblo bosnio personalizada en
las mujeres de Srebrenica o la pieza de Ken Loach que evoca
a través de la conmovedora carta de un exiliado chileno otro
fatídico 11 de septiembre: aquél de 1973 en el que un golpe
de estado dirigido desde el Pentágono abatió la democracia de
Allende.
Aún más certero al plantear la relativa trascendencia
que puede tener un hecho, por muy espectacular o cercano que
sea, resulta el precioso cortometraje de Sean Penn sobre un
viejo solitario que habita un sombrío edificio vecino de la
Zona 0 y que el día fatídico se despierta deslumbrado por la
luz que entra por su ventana gracias al hueco que han dejado
las Torres, y celebra esta luz con absoluta inocencia, ignorante
de la tragedia que la causa.
También sitúa su episodio en Nueva York el francés
Claude Lelouch, que consigue un relato muy literario sobre la
brutal irrupción de la catástrofe pública en una historia íntima,
la crónica de la crisis de una pareja con el trasfondo del atentado.
Pero mucho más lejos transcurre el cortometraje del africano
Idrisa Uedraogo, un prodigio de frescura e ingenuidad que, más
allá que cualquiera de los otros, se atreve a parodiar la demonización
de Ben Laden y a reclamar la misma compasión movilizadora que
ha despertado el atentado de las Twin Towers para las eternas
tragedias de África: el SIDA, el hambre, la malaria...
Aludido por sus raíces, el cineasta egipcio Yusef
Chaine indaga en el odio entre Occidente y el Islam mediante
la resurrección en la pantalla de algunas de las víctimas, mientras
que la hindú Mira Nair se fija en una de las más perversas consecuencias
del 11-S: el acoso contra los árabes que viven en Estados Unidos.
El israelí Amos Gitaï logra un perfecto ejercicio de matemática
fílmica al recrear en un único plano secuencia los instantes
que siguen a un atentado en una calle de Tel Aviv, con una dura
crítica para el papel de los medios de comunicación en la retransmisión
de estos sucesos.
Y, de una forma muy distinta, el mexicano Alejandro
González Iñárritu plantea también una reflexión sobre la saturada
representación mediática del 11-S con el episodio más experimental:
once desconcertantes minutos de pantalla en negro, interrumpidos
apenas por flashes con las imágenes más impactantes de ese día,
los saltos al vacío de las personas atrapadas en las torres,
y mecidos por una banda sonora de gran capacidad evocadora.
Como epílogo, el director japonés Shoei Imamura
propone un cortometraje de hondo simbolismo antibelicista que
elude las referencias directas al 11-S: un cuento sobre un hombre
que regresa de la guerra convertido en serpiente. Su último
plano deja un explícito mensaje: "Ninguna batalla es sagrada".
De todos los intentos que el cine hará por reflejar
los sucesos del 11 de septiembre de 2001, esta película impulsada
por el productor francés Alain Brigand quedará sin duda como
uno de los más dignos y honestos. En Estados Unidos, las distribuidoras
se han negado a proyectar 11'09''01, 11 de septiembre en
las salas comerciales, una muestra más de cómo funciona hoy
la censura.
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