Más de seis años han pasado desde
que Agustín Díaz Yanes deslumbrara a propios y extraños
con su debut en la dirección, Nadie hablará de
nosotras cuando hayamos muerto. Un tiempo en el que no ha
permanecido de ninguna manera inactivo; tras varios años
en los que compaginó la escritura de guiones con su intento
de promover el ambicioso proyecto futurista Madrid Sur,
finalmente ha regresado con un proyecto no menos atractivo: Sin
noticias de Dios, una superproducción en la que cuenta
con dos de las actrices españoles más conocidas
fuera de nuestras fronteras: Victoria Abril y Penélope
Cruz.
Tras
seis años de silencio, Agustín Díaz Yanes
regresa al cine español por la puerta grande con Sin noticias
de Dios, una superproducción (su presupuesto ronda los
mil doscientos millones de pesetas, costeados por los productores
Eduardo Campoy, Gerardo Herrero y Edmundo Gil) que ha conseguido
recuperar para el cine español a dos de sus estrellas más
internacionales: Victoria Abril y Penélope Cruz, que coincidirán
por primera vez en una película.
Durante la presentación del rodaje en Madrid
el pasado día 4, en una multitudinaria rueda de prensa
en el Florida Park, ambas actrices negaron que existiera rivalidad
entre ellas e intercambiaron piropos. Así, Penélope
Cruz explicó que decidió convertirse en actriz a
los quince años después de ver a su actual compañera
de reparto protagonizar Átame, mientras que Victoria
Abril señaló sobre la actriz de Abre los ojos
que "le va a resultar muy difícil hacer de mala, porque le
va a costar secar un corazón tan grande, aunque le sobra capacidad
interpretativa".
Sobre la película en sí, cuyo rodaje
comienza el día 7 en París, sus realizadores no
quisieron desvelar demasiados detalles. Por el momento ha trascendido
que se trata de la historia de dos ángeles, uno leal al
Todopoderoso (Abril) y otro rebelde (Cruz) que viajan a La Tierra
para luchar por el alma de un boxeador, interpretado por el mexicano
Demián Bichir. «Sin noticias de Dios es una comedia con
contenido social en la que pretendo realizar una reflexión, no
muy subida de tono, sobre el bien y el mal», resumió su
director y guionista, Agustín Díaz Yanes.
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