El pasado lunes el director, guionista, productor
y actor de cine más personal, también llamado Woody Allen, se
pasó por Barcelona para presentar a la prensa su nueva película,
La maldición del escorpión de Jade. Se trata de una comedia
ambientada en los años cuarenta en la que un investigador de seguros
(el propio Allen) y la nueva experta en eficiencia de la empresa
(Helen Hunt) caen bajo los poderes hipnóticos de un mago.
Con
esta trama inicial, Allen vuelve a las comedias de enredos con
una base en la sutil ironía, tan característica del director.
El reparto de la película se completa con Charlize Theron (es
la segunda vez que trabaja con el director, tras Celebrity),
Dan Aykroyd y Elizabeth Berkley.
En la rueda de prensa, a la que asistió bastante
relajado y simpático, Allen confesó que los años cuarenta son
una época que le atrae personalmente, sobre todo las mujeres sofisticadas
que aparecen en las películas, aunque él mismo reconoció que este
tipo de mujeres solo se podían encontrar en el celuloide.
Allen habló poco de su película pues el tema que
acaparó la rueda de prensa fue el ya esperado, el ataque a las
Twin Towers. Las preguntas referidas al tema no tardaron en llegar,
de todos es sabida la adoración que siente el director por su
ciudad, Nueva York, y en concreto por Manhattan.
Woody Allen se refirió a los atentados como " muy
trágicos" pero no negó la posibilidad de hacer humor sobre el
tema, siempre y cuando "no se trivialice ni se añada dolor a las
personas directamente implicadas", poniendo como ejemplo el humor
sobre los campos de concentración y los ghettos y recordando la
película Cabaret. Siguiendo con el tema de los atentados,
Allen habló del papel del presidente Bush, al que él criticó y
no votó, diciendo que según su opinión no lo estaba haciendo del
todo mal, "no ha tomado decisiones en plan cowboy".
Allen también habló de su próxima película, Hollywood
ending, en la que él mismo interpreta a un director de cine
de Manhattan. El director confiesa estar muy contento con el resultado
de esta película, ya filmada y editada, reconociendo que es su
película "más divertida en años" y que ha conseguido que la idea
que él tuvo mientras estaba en su cama de su piso de Manhattan
y lo que finalmente es la película sean lo mismo.
Hablando de la dificultad de hacer reír a la gente,
Allen dijo que se debe tener muy claro que la gente que va a ver
la película es como mínimo más lista que tú, si no más, pero que
lo que está claro que la gracia "se ha de tener de nacimiento,
jamás se puede aprender".
Woody Allen encandiló a todos los asistentes con
esa mezcla de timidez e inteligencia, de debilidad y contundecia.
Habló poco, muy poco de La maldición del escorpión de jade,
y lo poco que dijo no era para nada un folletín propagandístico,
pero no sé como, salimos de allí pensando en que era indispensable
ir a verla. Así es Woody Allen.
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