Afilado

Por Pablo Matilla

Se dice que la única cosa que perdura es el cambio. Los ideales antiguos mueren y las nuevas tecnologías reemplazan los modos ineficientes del pasado. Los jóvenes a menudo tienen poca dificultad para ajustarse al cambio, pero los tradicionalistas no y luchan contra su irremediable final sin éxito.

El último samurai pretende capturar un poco de ambos, con los japoneses viviendo un mundo en transición entre los ancianos rituales de honor y un imperio más moderno de industria y mercado. Una historia épica que pretende acercarse a los brillantes trabajos de Akira Kurosawa a la vez que invoca la melancolía de las tragedias Shakesperianas, la película recuerda el alto coste de los ideales y el peligro de conformidad industrial.

Es 1876, y el Capitán Nathan Algren (Tom Cruise) es un hombre alcoholizado. Un veterano de la Guerra Civil Americana que se busca el porvenir de un sitio a otro intentando refugiarse de los fantasmas de un pasado en forma de guerra cruel en la que asesinó a mujeres y niños. La oportunidad se presenta a través del Coronel Ben Bagley (Tony Goldwyn), que ha aceptado trabajar para un hombre de negocios japonés llamado Omura (Masato Harada). A Omura se le ha encargado reclutar a veteranos de la guerra como asesores para el nuevo ejército japonés. El emperador Meiji, aconsejado por Omura y otros altos cargos, está interesado en mordenizar el ejército de su nación con rifles y otros armas de fuego. Con el propósito de unificar la nación, los poderes existentes deben primero tener cuidado con la disidencia civil dentro de Japón. Los samurai, liderados por el general Katsumoto (Ken Watanabe), se oponen con violencia a la invasión de la cultura occidental en sus islas. Bagley manda de forma ignorante a sus inexpertos soldados a combatir contra los samurai, y durante la consiguiente masacre Algren es capturado y llevado a la aldea de los samurai.

El último samurai está filmada con belleza por John Toll, el mismo director de fotografía que hizo Braveheart. Las comparaciones son obvias, con momentos de silencio reflexivo y explosiones de furia, ambas capturadas con fuerza en los dos filmes.

El último samurai cojea en su final que suena a imposición de major. Un final Hollywood que traiciona al espíritu que el film invoca durante su largo metraje. Pese a ello, la película es lo suficientemente consistente y consigue que temas pasados de moda, como el honor, la lealtad y la redención, así como las tradiciones antiguas frente a las nuevas tecnologías, sean de rigurosa y emocionante actualidad.

Comparte este texto: