Tándem fallido de Saura y Loriga
Por
Ana Sanz
El séptimo día se estrena arrastrando una polémica extremeña que no ha hecho más que potenciar su publicidad, de forma involuntaria, ya desde su preparación. No obstante, al director Carlos Saura y al guionista Ray Loriga los crímenes de Puerto Hurraco les han inspirado para ir más allá de la anécdota: la época, algunos personajes, la ubicación del pueblo... forman parte de una ficción que les ha proporcionado una mayor libertad creativa. En realidad esa tragedia de nuestra España negra les sirve como excusa para analizar la violencia, el odio, el rencor y la venganza.
De esta última película de Saura destaca de manera magnética la familia Fuentes: Victoria Abril, Juan Diego (que repite con Saura después de La noche oscura, 1989), José Luis Gómez, Ana Wagener y Ramón Fontseré, con unas interpretaciones que desgraciadamente saben a muy poco al espectador. El guión, con un estupendo arranque, va perdiendo ritmo al incluir tramas paralelas que despistan y un hilo conductor (Isabel hablando a cámara) que estanca la película volviendo a su apogeo con la esperada aparición de los actores ya mencionados.
El séptimo día no estremece, es fría pese al caluroso verano con ventiladores y fuegos (artificiales o incendiarios) en un pueblo que como un personaje más silencia y calla a excepción del tonto que escucha a los lobos que llegan para matar. Sin embargo la utilización que hace el director de la música en los dos bandos como elemento de contraste, en ocasiones de forma irónica, en ocasiones aportando mayor dramatismo, constituye otro acierto de la película. Magnífica la secuencia en la que Victoria Abril canta “Rocío” de Imperio Argentina (que ya sonaba en La prima Angélica, 1973).
Saura vuelve, como ya hizo en La caza (1965), a la metáfora de la guerra civil española, a cómo se puede llegar al enfrentamiento entre familiares, amigos o vecinos desencadenando esa violencia sin sentido que forma parte de nuestra condición humana. Lamentablemente el tema sigue y seguirá siendo de actualidad, no hay más que ver los telediarios que escupen diariamente esos asesinatos brutales e inexplicables en nuestros pueblos y ciudades. Dicen que el odio es un sentimiento más fuerte que el amor, Saura lo transmite de forma sorprendente sólo durante veinte minutos, el resto de la película se queda escurridizo, frío, casi helado.
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