Harry se hace mayor
Por
Carlos Leal
Un año y medio después del estreno de Harry Potter y la cámara secreta, el aprendiz de mago creado por J.K. Rowling está de vuelta. Y llega con varias novedades, no sólo en el reparto (al que se incorporan Emma Thompson y un espléndido Gary Oldman) sino también en la dirección, donde el mexicano Alfonso Cuarón sustituye al realizador de las dos entregas anteriores, el estadounidense Chris Columbus. Un cambio este último que no resulta en absoluto baladí; Cuarón, autor de películas tan estimables como Grandes esperanzas o Y tu mamá también, ha sabido dejar su sello en El prisionero de Azkaban, a pesar de las obvias presiones que conlleva hacerse cargo de una superproducción de 130 millones de dólares.
Lo primero que llama la atención de esta tercera entrega de las aventuras de Harry Potter es el tono oscuro y amenazador que recorre toda la película. Alfonso Cuarón y el guionista Steve Kloves optan por reducir a su mínima esencia los excursos narrativos que lastraban los anteriores filmes de la serie (las morosas introducciones, los interminables partidos de quidditch), y entrar directamente en una trama alambicada y compleja, que gira en torno a la fuga de la prisión de Azkaban del mago renegado Sirius Black. En todo momento, El prisionero de Azkaban funciona como un elegante whodunnit, que no deja cabos sueltos y cuya solución de nuevo guarda relación con la muerte de los padres de Harry Potter cuando éste era sólo un niño.
Además, la película muestra una dimensión desconocida del personaje de Harry Potter, que crece en profundidad mientras se enfrenta a sus propios miedos y aprende que la vida está llena de finales felices que en realidad no lo son. Y junto a su personaje crece el actor Daniel Radcliffe, que nunca ha estado mejor en su papel que en esta película.
Es, en definitiva, El prisionero de Azkaban un filme más complejo y rico que sus predecesores, que inyecta un soplo de aire fresco a la serie y la lleva a una dimensión totalmente distinta. Lamentablemente, los directivos de la Warner han decidido no contar con Alfonso Cuarón para la cuarta entrega, Harry Potter y el cáliz de fuego, que dirigirá el británico Mike Newell (La sonrisa de Mona Lisa); habrá que ver si Newell regresa a los caminos más convencionales transitados por Chris Columbus en Harry Potter y la priedra filosofal y Harry Potter y la cámara secreta.
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