Un paseo por la Alemania soñada
Por
Carlos Leal
Entre finales de 1989 y principios de 1990, los ciudadanos de la República Democrática de Alemania vivieron en primera persona uno de los acontecimientos políticos más importantes de todo el siglo XX: la caída del muro de Berlín y la reunificación de Alemania, que marcó el principio del fin para todo el bloque comunista. En Good Bye Lenin!, el realizador alemán Wolfgang Becker (La vida en obras) se fija en la dimensión humana de este trascendental proceso histórico, a través de los ojos de una familia de Berlín Este zarandeada por los cambios que se producen a su alrededor.
La anécdota argumental que sostiene la película es tan simple como efectiva: una mujer alemana, socialista convencida, sufre un infarto al ver cómo detienen a su hijo Álex durante una manifestación a favor de la apertura política de la RDA. Cuando despierta del coma, ocho meses después, el mundo a su alrededor ha cambiado sustancialmente: el muro ha caído, miles de productos occidentales invaden las calles y las tiendas de Berlín Este, incluso su hija ha dejado la carrera de ingeniería para trabajar en un Burger King. Convencido de que su corazón será incapaz de superar tantos cambios, Álex decide ocultarle la verdad a su madre, y construye a su alrededor un microcosmos en el que la Alemania socialista sigue estando viva.
Sin embargo, la Alemania que Álex crea para su madre poco tiene que ver con la realidad de la RDA. Lejos de los excesos autoritarios del régimen comunista y de los desequilibrios y las injusticias del capitalismo, Álex construye en la habitación de su madre una Alemania soñada, en la que la Coca Cola se revela súbitamente como un invento socialista y miles de ciudadanos de la RFA saltan el muro huyendo de la presión de la vida moderna en las sociedades occidentales. Y en torno a este precario refugio comienzan a agruparse muchos de sus amigos y vecinos, no tanto por nostalgia del régimen anterior sino por su incapacidad de aceptar la súbita imposición de los modelos culturales de Levi’s Strauss y McDonald’s, que en cuestión de meses cambiaron por completo el paisaje de Alemania del Este.
Sobre este y otros magníficos equilibrios levanta Wolfgang Becker los muchos logros de Good Bye Lenin!: la acertada combinación entre los elementos cómicos y dramáticos de la historia, el contraste entre la mirada limpia del joven Daniel Brühl y la sabia veteranía de la actriz Katrin Sass, la belleza y la melancolía de la banda sonora compuesta por Yann Tiersen. El resultado es una película sobresaliente, todo un éxito del cine europeo que ha triunfado en Francia, Italia y Alemania, donde la han visto ya más de seis millones de personas.
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