Preguntas sin respuesta

Por Carlos Leal

Dejemos una cosa clara: el surgimiento del estudio Dark Castle es posiblemente lo peor que le ha pasado al cine de terror desde que a finales de los 70 cerró sus puertas la Hammer. La compañía creada por Joel Silver y Robert Zemeckis para producir películas de miedo de bajo presupuesto se ha caracterizado desde sus inicios por rebajar los estándares de calidad en sus trabajos hasta límites insospechados, incluso en un género de por sí tan maltratado como el fantástico. Creo que quien haya visto House on Hunted Hill, 13 fantasmas o Ghost Ship sabe perfectamente de lo que hablo.

A pesar de que es sin duda la producción más ambiciosa de Dark Castle hasta la fecha, Gothika cae uno por uno en los errores y problemas de sus predecesoras. De nuevo nos encontramos con la habitual colección de sustos fáciles en lugar de una verdadera tensión dramática; de nuevo una banda sonora, obra de John Ottman, muy floja y que subraya innecesariamente la acción. Y de nuevo un guión tramposo, sin la menor lógica ni coherencia (“la lógica está sobrevalorada”, nos espeta Halle Berry en una de las secuencias más reveladoras del filme); un guión por lo demás totalmente carente de imaginación y que vampiriza sus ideas de otras películas recientes mucho más logradas como El sexto sentido o Dark City.

O si no, a ver si alguien puede darme una respuesta a preguntas como las siguientes: ¿Por qué una eminente psiquiatra, tras asesinar a su marido, es recluida en la misma prisión en la que trabajaba? ¿Por qué el espíritu que se le aparece a ratos pretende ayudarla y a ratos la quiere asesinar? ¿Qué hace el sheriff local entrando y saliendo como Pedro por su casa en un centro de alta seguridad para enfermas mentales? Y, sobre todo, ¿puede una mujer quedar libre después de asesinar a su marido alegando que ha sido poseída por el fantasma de una joven violada? En fin…

En todo caso, merece la pena destacar sobre el mediocre conjunto la dirección del francés Mathieu Kassovitz, muy barroca y por lo general certera, pese a algún incomprensible titubeo más propio de un principiante. Y, por supuesto, la interpretación de Halle Berry, una actriz estupenda condenada a papeles que no están a su altura. En cuanto a Penélope Cruz, cualquiera que escuche su pronunciación en la versión original de Gothika comprenderá inmediatamente por qué no ha triunfado en Hollywood.

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