Roberto Benigni
De vuelta a la guerra
David Sanz -
Roberto
Benigni es un bufón en el más amplio sentido de la palabra. Desde
su origen, los bufones tenían el privilegio de poder burlarse de cualquier
asunto o persona. Incluso del mismo Rey... siempre y cuando consiguiera
arrancarle una carcajada. Eso sí, se jugaba su cabeza en el envite.
Así, el bufón medieval era el único al que le estaba permitida la
crítica en una época donde era inadmisible para cualquier otro. Y
así es Roberto Benigni: capaz de abordar un tema tan horrible como
los campos de concentración nazis y hacernos reír. Todos recordamos
cuando, al concederle el Óscar al mejor actor porLa vida es Bella,
se subió a su asiento y, sorteando las cabezas de los asistentes a
la ceremonia, saltando de butaca en butaca, llegó hasta el escenario.
¿Y el protocolo? ¿Y la buena educación? Bueno... es un bufón y
lo único que puedes hacer es reírte de sus bufonadas.
Roberto
Benigni nació en Misericordia (¿no es un nombre perfecto para un personaje
así?), en la Toscana italiana en 1952, aunque su familia pronto se
trasladó a la ciudad de Vergaio donde el pequeño Roberto creció.
Estudió en los Jesuitas de Florencia y parecía que estaba encaminado
a convertirse en sacerdote. Sin embargo, una inundación le obligó
a regresar a casa y allí decidió acabar sus estudios de Economía.
En
1972 marchó a Roma con otros amigos para probar suerte como actor.
Consiguió un primer trabajo en el Teatro Satiri y cuatro años más
tarde hizo su debut en el cine. Después, su carrera como actor en las
pantallas fue consolidándose: apareció en Camas calientes (1979)
y, al año siguiente, actuó para Costa-Gavras en Clair de femme.
Ha trabajado para Fellini en La
voz de la Luna (1990) y en tres films de Jim Jarmusch, entre ellos
Bajo el peso de la Ley (1986), donde destaca otra de sus grandes
bufonadas: mientras se encuentra encarcelado, comienza a entonar una
absurda y desternillante canción pidiendo a gritos un helado.
Sin
conformarse con su faceta como actor, Benigni se decidió a probar detrás
de la cámara. Debutó dirigiendo Tu mi turbi (1983), escrita
por él mismo, y continuó con Non ci resta che piangere
(1984). En 1998 llegó su gran éxito, La vida es bella, que
escribió, dirigió y co-protagonizó junto a su mujer, Nicoletta Braschi.
La película fue un éxito de público y ganó tres Oscars: Mejor Película
de habla no inglesa, Mejor Actor Principal (único actor que lo ha conseguido
con un papel en el que el personaje no habla en inglés) y Mejor Música
Original. Después de recibir las siete nominaciones por esta película,
Benigni se encontró con el presidente italiano, Oscar Luigi Scalfaro,
a quien dijo, mientras le estrechaba la mano:¡Ahora sí que tengo
el Óscar en mi mano!.
Después
del fracaso de su original visión de Pinocho, que ni tan siquiera llegó
a estrenarse en las pantallas españolas, Roberto Benigni vuelve a abordar
el tema de la guerra en su nuevo film, El tigre y la nieve, una
historia que se desarrolla en la Guerra de Irak.
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