En su versión literaria, El diario de
Bridget Jones ha sido un importante éxito editorial
en el mundo anglosajón. Esta autobiografía ficticia
de una oficinista londinense de trentaytantos años dispuesta
a cambiar de vida consiguió ganar un considerable renombre,
lo que pronto atrajo la atención de la industria del cine.
La
encargada de interpretar a la carismática protagonista
de la novela no ha sido otra que Renée Zellweger, que saborea
las mieles del éxito tras obtener el globo de oro a la
mejor actriz de comedia por su papel en Persiguiendo a Betty,
de Neil LaBute. Para esta película, la protagonista de
Jerry McGuire y Yo, yo mismo e Irene ha tenido que
engordar casi diez kilos y transformar su acento tejano en el
pulcro habla del que hacen gala los ingleses. El resultado, a
juzgar por las formidables críticas que ha despertado su
actuación en Estados Unidos, debe de ser más que
sobresaliente.
En El diario de Bridget Jones, Renée
Zellweger tiene que optar entre su jefe, con quien mantiene una
relación puramente sexual, y el joven abogado Mark Darcy,
al que le presenta su madre y del que recibe una pésima
primera impresión.
Lo que comienza como una sátira sobre las
relaciones personales pronto gira hacia los derroteros de la comedia
romántica tipo "cenicienta". Ahora bien, dentro
de su género El diario de Bridget Jones destaca
sobre todo por el ingenio de su guión y su inteligencia,
algo que en demasiadas ocasiones se echa en falta en las comedias
románticas.
Acompañando a Renée Zellwegger están
los británicos Colin Firth (Shakespeare enamorado),
como Mark Darcy, y Hugh Grant, que interpreta al jefe de Bridget.
El protagonista de Cuatro bodas y un funeral parece estar
intentando alejarse de su habitual registro de chico bueno tras
sus papeles en Granujas de medio pelo y esta película.
A cargo de la dirección está la debutante Sharon
Maguire, mientras que el guión lo firman la autora de la
novela original, Helen Fielding, Andrew Davies (Círculo
de amigos) y Richard Curtis (Notting Hill).
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