A finales de los 80, la Disney era
un estudio en franco declive, por más que sus títulos
clásicos contaran todavía con una buena aceptación.
Entonces, una sola película consiguió invertir la
tendencia y volvió a situar a la compañía
en la primera línea de Hollywood: La sirenita. Esta
película, basada en el cuento de Hans Christian Andersen,
abrió el camino a éxitos como La bella y la bestia,
Aladdin y, sobre todo, El rey león.
Algo
más de una década después, Disney atraviesa
de nuevo momentos delicados tras su fiasco el pasado verano con
Fantasía 2000 y The Tigger Movie, y en particular
desde que Dreamworks, el estudio fundado por Steven Spielberg,
ha comenzado a plantar batalla decididamente en el campo de la
animación. Por eso, más de uno ha sucumbido a la
tentación de ironizar tras el estreno de Atlantis: el
imperio perdido, diciendo que la Disney ha regresado a las
profundidades del mar para buscar nuevamente la llave del éxito.
Atlantis: el imperio perdido confirma
muchas de las tendencias que se han venido obsevando en el cine
de animación en los últimos años: en primer
lugar, como ya ocurría en Hércules y Tarzán,
los dibujos se han estilizado mucho y muestran fuertes influencias
del cómic. De hecho, en el diseño de los personajes
de Atlantis ha tenido un papel fundamental Mike Mignola,
un prestigioso dibujante del cómic independiente, autor
del personaje Hellboy.
Por otra parte, en la película
la música tiene mucho menos peso; ya no se trata de un
musical, y la única canción con peso, a cargo de
James Newton Howard, llega durante los títulos de crédito,
lo que permite una honrosa huida a los que no sean demasiado aficionados
a las edulcoradas melodías de la casa.
Pero la principal diferencia entre
Atlantis y películas como La bella y la bestia
o La sirenita reside en el argumento. El nuevo largometraje
de la factoría Disney ya no es un cuento clásico
ni tiene un final moralizante, sino que se define ante todo como
una película de aventuras, más en la línea
de títulos como La ruta hacia El Dorado, que estrenó
Dreamworks el año pasado. El argumento pretende enganchar
tanto a padres como a hijos, y tiene una complejidad superior
a lo que era normal hace unos años.
La
película se centra en las aventuras de Milo, un joven cartógrafo
obsesionado con encontrar el mítico reino de la Atlántida.
Cuando un excéntrico millonario le ofrece financiar su
expedición, Milo no duda en reunir una estrafalaria tropa
de exploradores y embarcarlos en un submarino en busca del reino
sumergido.
A cargo de este ambicioso proyecto
han estado dos de los directores más experimentados del
estudio: Gary Trousdale y Kirk Wise, cuyo currículum incluye
títulos como El jorobado de Notre Dame y La bella
y la bestia. En la versión original se pueden escuchar
también las voces de actores como James Garner, Jim Varney
o Michael J. Fox, que vuelve a prestar su voz a un personaje animado
tras Stuart Little. La película se estrenará en
España a finales del próximo mes de noviembre, con
vistas a la suculenta taquilla navideña.
|