Pocas películas han despertado tanta expectación
en los últimos tiempos como la trilogía que ha rodado
el neozelandés Peter Jackson sobre El señor de
los anillos. No es para menos, porque la novela publicada
en 1954 por J.R.R. Tolkien es uno de los clásicos indiscutibles
de la literatura fantástica y cuenta con multitud de seguidores
entre las más de cien millones de personas que se estima
que la han leído.
La
incertidumbre generada en torno esta producción épica
se desvelará al menos parcialmente el próximo día
19 de diciembre, fecha escogida para el estreno mundial de la
primera de las películas de la serie: La comunidad del
anillo.
El filme, que recoge la primera parte de las tres
que componen el libro, narra la historia de un joven hobbit, Frodo,
que recibe de su tío un extraño regalo: un anillo
mágico tan poderoso que lo ansía incluso Sauron,
el señor del mal. Perseguido por unos extraños jinetes
espectrales, Frodo debe abandonar su casa y partir en compañía
de sus amigos hacia Rivendel, donde humanos, elfos y enanos decidirán
el destino del peligroso anillo. De Rivendel parte una comitiva
encabezada por Frodo hacia el Monte del Destino, el lugar donde
fue forjado el anillo y el único sitio en el que puede
destruirse.
Uno de los peligros fundamentales al adaptar una
novela tan popular como El señor de los anillos
es que la película no sepa capturar la magia de los personajes
y los ambientes descritos por Tolkien y fijados en la imaginación
de sus lectores. Sobre ese punto, el director Peter Jackson explica:
“Desde el principio no quería hacer una película de fantasía convencional.
Quería algo que pareciera mucho más real. Tolkien escribe de manera
que todo cobra vida, y nosotros queríamos reflejar desde el principio
esa sensación realista de un mundo antiguo hecho realidad".
Con
este objetivo se han empleado unos medios técnicos y de
producción sin precedentes. Las tres películas que
componen la serie fueron rodadas simultáneamente en Nueva
Zelanda a lo largo de 274 días, en los que se emplearon
más de cien actores con diálogo, 20.600 extras y
hasta 250 caballos. A lo largo de esos nueve meses, el rodaje
recayó en cinco unidades: la primera, dos segundas unidades,
la unidad de retroproyección y la unidad de miniaturas.
La comunidad del anillo se desarrolla en
un mundo poblado por seres fantásticos como elfos, orcos,
enanos o hobbits. “Dar vida a seres tan diversos requería un reparto
de gran versatilidad”, explica Peter Jackson, que en esta primera
película ha contado con un reparto variopinto en el que
destacan el joven Elijah Wood como Frodo, Ian McKellen, Viggo
Mortensen, Sean Bean, Liv Tyler, Christopher Lee o Cate Blanchett.
En todo caso, La comunidad del anillo no
está sólo pensada para los numerosos fans de la
novela de J.R.R. Tolkien. “Ha sido igualmente importante para
nosotros que las películas gustaran, emocionaran y sorprendieran
también a aquellas personas que jamás han leído los libros y que
no saben nada sobre hobbits, enanos y elfos”, concluye Peter Jackson.
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