Por Manuel Ortega
Más pena que Gloria fue estrenada en el verano
pasado la misma semana que la inane Peal Harbour haciéndole
honor al nombre en lo referente a su paso por taquilla. La crítica
seria tampoco le prestó demasiado atención exceptuando como siempre
a nuestro lúcido compañero Juan Antonio Bermúdez, que desde esta
misma página apuntó que Más pena que Gloria "consigue
mantener un buen tono durante todo su metraje, entretiene, sorprende
y en general apunta un modo inteligente de contar y sorprender,
una frescura siempre bienvenida".
Eso destacaba en la película y eso es lo que destaca
en este divertidísimo guión publicado con su habitual impecable
factura por la colección Tal Cual de Plot Ediciones. Un modo inteligente
de contar y sorprender que nos lleva de la mano de David (posible
trasunto de cualquiera o de los dos guionistas) en su agridulce
persecución de Gloria, el joven y bello objeto de deseo que siempre
se nos tornará, como a él, inalcanzable. Nada de transformaciones
en cisnes, ni de bailes de fin de curso, sustituido con buen tino
por la fiesta final en casa de Perandones donde en la película
un intercambio de miradas es el pasaporte hacia la edad adulta
del protagonista. En el guión vemos que había varias posibilidades
desechadas. Se agradece la incursión de estas, como los apuntes
a mano de los guionistas, los que nos hace partícipes de las dudas
o de las varias puertas que se fueron abriendo o cerrando, presumimos,
que en el rodaje. Un guión novel pero adulto, candidato este año
a los Goya.
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