Sinopsis

 Juan es un niño de 7 años con una imaginación desbordante. En su habitación de un barrio humilde de Madrid, sufre los salvajes ataques de un intruso sin rostro que domina sus pesadillas sin que Luisa, su madre, pueda evitarlo. Mia, una niña londinense de doce años en plena transición hacia el mundo adulto, lee a sus compañeros de clase el misterioso cuento acerca de Carahueca, un monstruo obsesionado con los niños. Ese mismo día, John Farrow, su padre, sufre un accidente en el rascacielos en construcción donde trabaja. Las vidas de las dos familias, separadas por miles de kilómetros, darán un vuelco: los intrusos ya están en sus casas, y no van a irse hasta haber conseguido lo que quieren.

Comentario

 El canario Juan Carlos Fresnadillo (Intacto, 28 semanas después) es uno de los más internacionales directores españoles. Intruders, su último trabajo, a pesar de ser una producción totalmente española, está rodada en inglés para facilitar su difusión mundial, gracias, además, a la contribución en el papel protagonista de una estrella como Clive Owen. La historia, que parte de un guión de Nico Casariego (¿Tú qué harías por amor?) y Jaime Marqués (Ladrones), se envuelve en forma de un thriller en el que la realidad y la imaginación se confunden y se solapan. “Los protagonistas no se sienten dueños de su vida porque algo o alguien está invadiéndoles su espacio vital creando la peor amenaza posible: poseer aquello que más quieren”, señala Fresnadillo, quien opina que “lo que más miedo nos da está muy cerca de nosotros mismos, más de lo que creemos o podemos intuir”. A Owen le acompaña en el reparto Carice Van Houten (El libro negro), Daniel Brühl (Salvador), Pilar López de Ayala (Juana la Loca) y Ella Purnell (Nunca me abandones).

Curiosidades

 Fresnadillo encontró el concepto visual de la película al toparse con un árbol: “Me detuve en medio de la calle, hipnotizado por las sombras que proyectaba un árbol en el jardín de una iglesia. La sombra que proyectaba el árbol sobre las paredes de la iglesia era diferente del propio árbol. No era excesivamente notorio, casi pasaba desapercibido, pero me mantuvo en vilo durante un buen rato… hasta que me percaté de que la sombra que se movía era la de otro árbol… pero justo coincidía con la que yo creía como modelo original”.

Enlaces

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