Sinopsis

 El ex Primer Ministro británico contrata a un escritor para que escriba sus memorias. Pronto, éste descubre ciertos secretos que pondrán en peligro su vida: Lang podría estar involucrado en detenciones ilegales a sospechosos de terrorismo y su posterior entrega a la CIA.

Comentario

 A medio camino entre el apoyo a un colega de profesión en apuros y el reconocimiento a un trabajo artístico destacado, El escritor fue una de las películas mejor valoradas de la pasada Berlinale. Después de toda la polémica que ha rodeado al ajusticiamiento en Suiza del prestigioso director polaco Roman Polanski, llega a las pantallas su último film, que terminó de montar tras su detención, con órdenes desde su chalet en Gstaad donde permanece bajo arresto domiciliario. Polanski hacía bastantes años que no realizaba un thriller contemporáneo, y para ello se sustentó en la novela ‘El poder en la sombra’, escrita por Robert Harris, cuyo libro ‘Pompeya’ ya estuvo a punto de ser filmado por el director de Repulsión. La película ofrece una trama política conspiranoica de ecos hitchcockianos sobre un tipo ordinario y anónimo que acepta un trabajo que lo sumerge en un mundo completamente extraordinario. "Es un thriller político, pero no del todo. Tiene un cierto sabor shakesperiano, es una tragedia jacobea. Un hombre que se ve atrapado por las circunstancias de su propia vida y su propio ego”, cuenta Pierce Brosnan, que interpreta al político retirado en la película. Junto a él, destaca poderosamente la presencia de Ewan McGregor, el escritor fantasma o ‘negro’ de las memorias.

Curiosidades

 En el momento de la publicación del libro, muchos vieron un paralelismo con el antiguo primer ministro Tony Blair. “Es una idea que tuve hace muchos años, antes de que Tony Blair fuera primer ministro –comenta Harris-. Me interesaba mucho el punto de partida de un antiguo líder mundial y alguien que tiene que escribirle sus memorias. Pero nunca lograba dar con el punto correcto. Y año tras año, retomaba esa idea para volver a abandonarla. Por fin, en 2006 oí una entrevista en la radio con alguien que quería que procesaran a Tony por crímenes de guerra, que decía que el único modo que tenía de evitarlo sería irse a vivir a Norteamérica, en el exilio, porque no lo podrían extraditar desde allí”. Así consiguió completar su imagen y contexto, historia que sin duda ahora ofrece comentarios de paralelismos con el propio Polanski.

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