Michael Roddick, espía al servicio de la RFA, consciente de que la más que probable caída del régimen soviético relegará a toda una generación de agentes secretos al ostracismo, abandona el servicio tras el fracaso de su última misión, y desaparece llevándose con él a Elena, la hija de una espía rusa muerta en extrañas circunstancias. Michael y Elena se instalan en Barcelona, donde abren un pequeño restaurante que les permitirá olvidar su pasado turbulento. Pero sus antiguos compañeros reaparecen reclamando asuntos pendientes y Roddick se ve inmerso de nuevo en una vertiginosa pesadilla.
Comentario
El director español David Carreras, conocido por Hipnos, emprende aquí una producción europea en colaboración con Austria y Alemania. Inspirado por el tiempo que vivió en Alemania y los recuerdos que le trajo la lectura de la novela "Flores negras para Michael Roddick", de Daniel Vázquez Sallés, el cineasta ha querido contar la historia de dos agentes tras la caída del Muro, y que encarnan Tobias Moretti y Eduard Fernández. “Habla de su pasado, de la imposibilidad de escapar al mismo y de que el viejo dilema de los teólogos, supone un indeseado descubrimiento con el que se debe vivir en adelante: la vida es bella, pero hechos terribles suceden en ella cada día”, destaca. Flores negras está protagonizada también por un veterano como Maximilian Schell (¿Vencedores o vencidos?), por la española Marta Etura (Azuloscurocasinegro), y por Maria Grazia Cucinotta (El cartero y Pablo Neruda).
Curiosidades
Al leer la novela, Carreras recordó que cuando cayó el Muro de Berlín, estaba viviendo en Alemania. Allí vivió el sentimiento de ilusión y euforia del momento. Años después, en Leipzig, conversó con un extraño personaje que había pertenecido a la Stasi, que le dijo que, después de la caída del Muro un millón de agentes de ambos lados del Telón de Acero se quedaron en paro. Y además que, inmediatamente después de la caída, fueron sustraídas armas de los almacenes militares del Bloque del Este, por valor de unos 35 billones de dólares americanos. Pronto reaparecieron en escenarios bélicos de todo el mundo, suministradas por traficantes occidentales.