Eloy es un adolescente de diecinueve años que trabaja junto a sus padres. Su trabajo consiste en repartir lápidas y figuras ornamentales en las sepulturas que atiende el negocio familiar en el cementerio de la ciudad. Al morir su padre, Eloy ve acelerar el tiempo que lo llevará a la adultez en un mundo hostil y ajeno. En el camino conoce a Elvira, una joven andaluza, que mediante el aprendizaje de ciertas prácticas sexuales le permitirá acceder a zonas desconocidas de su espíritu y de la realidad.
Comentario
El director argentino Eliseo Subiela (El lado oscuro del corazón) se embarca en una erótica película producida entre Argentina e Italia. “La idea era contar una historia de amor muy simple, una aventura iniciática que sirviera de marco para transmitir un mensaje a favor de Eros, en contra de la grosería y la perversión que hoy tiñe a la mayoría de los mensajes que reciben los jóvenes con respecto a las relaciones sexuales”, señala el realizador. Como frase promocional, la producción utiliza un "Para aprender a hacer el amor como Dios manda", que resume el espíritu de este film que el director considera como “antiporno”. Una propuesta arriesgada y que Subiela quería que reflejara esa inocencia entre dos personas antes de que aparezca la noción del bien y del mal. La actriz Antonella Costa y el actor Leandro Stivelman son los elegidos para lanzarse en esta aventura sexual. El director ha reconocido que, cuando la producción iba a hacerse con España, se aproximó a dos actrices prestigiosas españoles que no se atrevieron a aceptar el papel.
Curiosidades
Dado que el director quería tener una mirada limpia de todos los condicionamientos y prejuicios que te inyecta la formación cultural, decidió trabajar con una entrenadora terapéutica durante un par de meses.