Cinco días decisivos en la vida de un matrimonio y sus tres hijos, repartidos a lo largo de doce años. Un hijo que se marcha del hogar familiar; una adolescente a punto de perder la virginidad que entra en guerra con su madre; a su vez, en el umbral de una crisis, al aproximarse a los 50 años, un padre taxista que ya no le dirige la palabra a uno de sus hijos, mientras que el otro vive inmerso en sus fantasías amorosas.
Comentario
El director francés Rémi Bezançon, tras su ópera prima Love is in the Air, se embarcó en esta película, que ha sido un gran éxito en Francia, con más de un millón de espectadores. Una cinta, eso sí, que desprende cierto aroma a cine indie americano, concretamente el cineasta nombra como referencia el trabajo de Alan Ball tanto en American Beauty como en la serie ‘A dos metros bajo tierra’, sendas disecciones de la familia contemporánea. “Siempre me he preguntado que hubiera pasado si hubiera tenido otros padres. Estoy seguro de que sería alguien completamente diferente, ¿pero quién? La vida familiar es aquello que nos define como personas y de lo que tanto queremos liberarnos”, reflexiona el director. La vida de la familia Duval se cuenta a lo largo de doce años pero únicamente se centra en cinco días. Bezançon construye así el relato en forma de estrella, ya que, aunque cada uno de los cinco días corresponde a un miembro de la familia y se juega con largas elipsis temporales, la idea era que nunca se olvidara a los demás personajes, permitiendo al mismo tiempo una reflexión sobre el paso del tiempo. Un paso del tiempo que se marca gracias a una banda sonora con temas de artistas como David Bowie, Janis Joplin, Lou Reed, Divine Comedy o The Doors.
Curiosidades
El equipo creativo organizó el rodaje para que cada día narrado tuviera su propia lógica cinematográfica. Durante el día protagonizado por el hijo mayor, se rodó usando un ángulo muy abierto para remarcar la lejanía entre cada uno de los familiares. Durante el día de Fleur, se filmó con una steadycam. Para Raphaël, se usó un estabilizador de imagen, ligeramente movido, como él. La parte de Marie-Jeanne, la madre, se rodó con una atmósfera de intimidad, con el fondo borroso, gracias a unas lentes de focales largas. Y para el último día, el de Robert, un día tranquilo, se quería que con una luz que mostrase las líneas de una forma parecida a las pinturas, parecido a las pinturas de Edward Hopper.