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Sinopsis
El Padre Oliver O’Grady es el más célebre pedófilo en la historia de la Iglesia Católica moderna. Depredador sexual compulsivo e inmisericorde, O’Grady usaba su encanto y autoridad como líder religioso para explotar las familias católicas y violar a docenas de niños a través de California del norte, tanto física como espiritualmente, a lo largo de veinte años. Sus víctimas iban desde un niño de nueve meses a la madre de mediana edad de otra víctima adolescente. Pese a los tempranos indicios y quejas de varias parroquias, la Iglesia, mediante un sofisticado mecanismo protector, decidió esquivar responsabilidades y desviar la crítica.
Comentario
La realizadora Amy Berg había estado cuatro años investigando acerca de sacerdotes pedófilos para programas de televisión de la CBS y la CNN. Escándalos de pedofilia en el seno de la Archidiócesis de Los Ángeles, bajo el mando del Cardenal Roger Mahony, y sobre los más de 550 sacerdotes que, bajo su jurisdicción, habían abusado de niños sin ser castigados. Pero nada de esto le preparó para los abusos del protagonista de la cinta, el Padre O’Grady, alguien que no mostraba remordimiento alguno. Tras la encarcelación y deportación de O'Grady le convenció para que participara en la realización del film y diera su testimonio. Berg se dio cuenta de que contar esta historia podía ayudar a la gente que había sufrido tanto. “Las víctimas de abusos sexuales hablan claro cuando se les da la oportunidad de explicarse y de cicatrizar las heridas –apunta Berg-. Comparten una imperiosa necesidad de creer que el equilibrio es recuperable y de que es posible que ellos y otros cambien. La película es un fórum en el que ellos pueden expresarse y avanzar, y albergar la esperanza de animar a otros a tener el coraje de hacer lo mismo”. Líbranos del mal fue nominado al Oscar como Mejor Documental en la última edición de los premios.
Curiosidades
A una de las víctimas, Ann Marie Jyono, le llevó veinticinco años poder decirles a sus padres que fue víctima de abusos en manos de O’Grady. Durante años, fue incapaz de visitar a sus padres sin estallar en llantos. Tras la realización del film, Berg recibió una llamada telefónica del padre de Ann Marie. Le agradeció la inclusión de Ann Marie porque había “cambiado todo”. Había recuperado a la familia. “Ann Marie ya no llora, ha pasado de ser una víctima a ser una superviviente”, decía su padre.
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