Se avecina la temporada de invierno. En la sección de embalaje de cadenas para la nieve de una fábrica, los pedidos empiezan a amontonarse. Javier, el encargado, pide refuerzos. Jairo es trasladado de otra sección. Ángela y Karmentxu llegan de una empresa de trabajo temporal para trabajar dos semanas. De seis a dos, los cuatro embalan cadenas en silencio, cada uno en su mesa. La meteorología anuncia temporal y el trabajo se prolonga. Sin darse cuenta, Ángela empieza a romper las reglas del trabajo y poco a poco éstas van cambiando.
Comentario
La argentina Candela Figueira y la navarra Maitena Muruzábal estrenan Nevando Voy, película que ambas han escrito, dirigido, producido y distribuido. En un tiempo donde sigue siendo una odisea salirse de los cauces comerciales que marcan las grandes ‘majors’, resulta raro y refrescante que se produzcan casos como los de esta pequeña película, que apenas ha tenido algo de dinero para elaborar un dossier de prensa para su estreno nacional en cines. Figueira y Muruzábal se conocieron en Los Ángeles (donde la argentina reside) y crearon su propia productora, Cronopia, con sede en Pamplona, y con la que se embarcaron en su primer largometraje, Nevando Voy. La historia se desarrolla en una fábrica de embalaje de cadenas de nieve donde Muruzábal trabajó en su día y que le sirvió de inspiración para esta historia intimista de desarraigo. A pesar de la carencia casi total de inyección económica, aspecto que ha provocado que sean las mismas cineastas las que distribuyan de manera reducida la obra, Nevando Voy ha obtenido el reconocimiento en algunos festivales internacionales, lo que demuestra que con esfuerzo y talento es posible ver cumplidos los sueños de los artistas. En concreto, ha destacado el Premio a Mejor Película, entregado por el público, en la sección Punto de Encuentro de la Seminci de Valladolid 2007; y su inclusión como única película española a competición en el festival de cine dirigido por mujeres ‘Miradas Madrid’.
Curiosidades
La financiación de la película proviene de los ahorros de las directoras-productoras y de las aportaciones de sus familiares. En total, una ridícula cifra de 15.000 euros debía ser suficiente para cuatro semanas de rodaje, en las que se debían conseguir diversos efectos meteorológicos o falsear el invierno en verano. El premio de la Seminci les facilitó un dinero del Gobierno de Navarra para hacer 5 copias en 35mm (prioritario para la exhibición comercial) y el del Público en Medina del Campo lo han podido destinar a una pequeña labor de publicidad y material de prensa.