Sinopsis

 Martin McGartland es un pequeño delincuente del Belfast de finales de los años 80 despreocupado por el trasfondo político de la lucha entre católicos y protestantes. La principal preocupación de McGartland es sobrevivir y hacer su vida más fácil a través de los constantes controles policiales. Sus circunstancias le hacen fácil objetivo para que un agente de los servicios de inteligencia le fuerce a proporcionar información sobre las actividades de la organización terrorista IRA.

Comentario

 Aunque con menos frecuencia que antes, los filmes sobre el conflicto del IRA siguen llegando de vez en cuando. En esta ocasión es una canadiense, la guionista y director Kari Skogland, la que aborda una historia relacionada, aunque basándose en el relato autobiográfico sobre la vida de Martin McGartland y ambientada a finales de los 80 y principios de los 90. El objetivo de la cineasta era no politizar la historia y centrarse en humanizar y analizar a un hombre que pasa de delincuente de poca monta a informante al más alto nivel. Aunque el telón de fondo es el conflicto del IRA durante los Disturbios, Skogland cree que la narrativa hubiese funcionado igualmente bien en cualquier otro conflicto similar. "Podría ser Irak o el centro de Nueva York –asegura-. Cuando dos partes entran en conflicto, la frontera entre el bien y el mal se desdibuja. Uno llega a no saber por qué lucha, dónde empezó el problema, o dónde va a conducirte. A fin de cuentas, ¿merece la pena?”. Para la directora era muy importante la autenticidad, así que pasó cierto tiempo en Belfast y sus alrededores antes de comenzar la producción, imbuyéndose en la cultura local y hablando con la gente. Los dos personajes principales de la historia los interpretan Ben Kingsley (Elegy) y Jim Sturgess (Across the Universe).

Curiosidades

 Jim Sturgess recuerda que estaban rodando en un barrio de Belfast y había niños de unos diez años que se acercaban y le decían: 'Mi padre conocía a un soplón’, 'su padre era un informante'…. Incluso un día, un chaval le tiró una piedra a la cabeza. El chico, de unos 16 años, le gritó 'Maldito soplón' y 'Chivato'. Aunque era medio en broma, el actor percibió que había mucha tensión e inquina hacia los que pasaron información a los servicios de inteligencia británicos.

Enlaces

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