Por
Manuel Ortega
Parece sacrílego preferir a Tony Scott antes
que a su hermano Ridley. Me echaran en cara Blade Runner
y Alien (dos grandes obras, sí señor, pero algo lejanas
ya, ¿no, señor?), e incluso el cinéfilo de pro traerá a colación
Los duelistas y el/la feminista de conciencia combativa
apuntará Thelma y Louise. Incluso alguién desde el foro
añadirá arropado por el fervor de la plebe (entiéndaseme) y
con el pulgar hacia arriba que Gladiator ganó varios
oscars.
Yo
realmente no tendré muchos argumentos para rebatir ninguna de
las afirmaciones, solo podría apuntar que me quedo con Revenge
antes que con La sombra del testigo, con El último
boy scout antes que con Black Rain, con Marea
roja antes que con Tormenta blanca y con Amor
a quemarropa antes que con 1492 (dos odiseas en el
espacio con descubrimiento final). Si alguién escoge también
las 4 respuestas (a) sabrá de lo que hablo.
Pertenece Tony Scott a esa estirpe de narradores
contundentes, percutantes, dotados para edificar, sobre la base
del puro entretenimiento, alambicadas obras de ingenieria, sólidas
tramas servidas en la bandeja de plata de la modernidad tanto
en lo visual como en lo verbal. Un grupo donde podríamos encuadrar
también al irregular Badham y al cada vez menos prolífico, lamentablemente,
McTiernan, artesanos a la antigua usanza que disfrutan de todo
lo nuevo. Especialistas y maestros en el noble arte de atrapar
a los espectadores en sus butacas y que no se zafen hasta que
aparezca el último título de crédito
Spy Game da todo lo que puede ofrecernos
su director partiendo de un guión menos que correcto y de una
actores más que cansinos y estereotipados. Por muy inteligente
que sea el señor Redford en la vida real, cosa que se sabe a
ciencia cierta, no acaba de convencer en su papel de demiurgo
reaccionario al borde de la jubilación (personaje también estereotipado
hasta la saciedad cfr Robert Duvall en Un día de furia
o Morgan Freeman en Seven), y en lo referente a Brad
Pitt se limita a pasearse por diferentes zonas del mundo luciendo
disfraces y sonríendo con desgana. Mortadelo y Filemón pero
en guapos, cuando cambiaron la CIA por la TIA. Ya sabemos como
falsean los americanos la historia.
Y precisamente de eso quería hablaros yo. Spy
game es un resumen histórico de la impresionante labor humanitaria
que los EEUU están llevando a cabo allí donde la injusticia,el
hambre o la dictadura se atreva a sembrar el odio, el miedo
y la angustia, demostrando su superior inteligencia al derrotar
a los malos para devolver el poder a los buenos. Real como la
vida misma. Inoportuna como una visita el domingo por la mañana.
Sospechosa como las cuentas de Gestcartera. Factible sólo en
un país, capital de la democracia, que prohíbe canciones
como "Imagine" o "New York, New York", pero
exporta productos como éste en unos momentos como éstos. La
política exterior no es un juego.
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