Por Alejandro del Pino
Con
guión y dirección de David Mamet y protagonizada por Gene Hackman
y Danny DeVito, El último golpe describe la decadencia
de una banda de ladrones de guante blanco que no pueden permitirse
el lujo de fallar si quieren salvar el pellejo y sobrevivir.
Se lo juegan todo a una última carta, pero entre tramposos profesionales,
nada es lo que parece ni nadie es como aparenta. A través de
una puesta en escena sobria pero efectiva que elude las referencias
temporales y geográficas concretas, el director de Casa de
juegos, La trama o la reciente State and Main
ha construido un ingenioso y poliédrico rompecabezas narrativo
que, como un juego de muñecas rusas, nos va desvelando una trampa
tras otra.
Un
excelente reparto que combina actores habituales en la filmografía
de David Mamet (Rebecca Pidgeon, Ricky Jay) con estrellas de
renombre (Gene Hackman y Danny DeVito), y un guión preciso donde
todo está perfectamente atado y bien atado, constituyen la sólida
base sobre la que se sustenta esta historia de timadores de
aliento clásico y tono monocromático. Lejos del efectismo visual
que caracteriza gran parte del thriller contemporáneo,
Mamet opta por un estilo austero y discreto donde la violencia
siempre está latente pero es mostrada con sutileza y pudor clásico,
como un elemento que articula toda la trama pero que nunca se
exhibe de forma gratuita..
A partir de un ingenioso juego de réplicas y
contra-réplicas que bebe de la mejor tradición del cine negro
hollywoodiense, El último golpe nos presenta una galería
de personajes crepusculares que Mamet consigue retratar con
breves pero certeras pinceladas. En este sentido hay algunos
diálogos especialmente brillantes e irónicos, donde queda reflejada
la experiencia como dramaturgo del realizador norteamericano
que pone en boca de sus personajes frases demasiado ocurrentes
y sentenciosas, pero hábilmente integradas en situaciones que
las hacen creíbles y a las que aportan enorme fuerza dramática.
A ello ayudan unos intérpretes muy motivados y convincentes
encabezados por los ya citados Gene Hackman, que encarna a Joe
Moore el líder de la banda de ladrones, y Danny DeVitto, en
un papel de villano que encaja con su perfil de actor histriónico
y burlón.
El
último golpe es, por tanto, un inteligente juego
fílmico, un thriller trenzado con precisión detallista
y una saludable mirada irónica donde el espectador debe permanecer
alerta para poder adivinar cuál será el próximo truco. Pero
hay una cierta artificiosidad en la búsqueda de la sorpresa
continua que, a mi juicio, termina dejando la sensación de haber
asisitido a un mero espectáculo de prestidigitación narrativa,
impecable en cuanto a su ejecución pero sin matices psicológicos
o sociales que doten a la película de mayor alcance emocional
y estético. Además, todo esto deriva en una curiosa paradoja:
estamos ante un filme que intenta constantemente sorprendernos
pero cuya resolución final es sumamente previsible.
David Mamet demuestra una vez más su habilidad
para manejar la tensión y la intriga dramática, su capacidad
para encajar todas las piezas de un complejo puzzle narrativo
sin que ninguna escena, ningún diálogo, ningún personaje sobre
o se eche en falta. Sin embargo, no logra traspasar la maestría
técnica e integrar en el (casi) perfecto tejido de la trama
algún elemento temático (más allá de algunos clichés argumentales,
como la relación entre el veterano jefe de los ladrones y su
joven amante) que complemente la sucesión (algo pesada y monótona)
de trampas, engaños, astucias y sorpresas narrativas.
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