Por
Juan Antonio Bermúdez
Todo lo que he encontrado en Hable con ella
estaba ya en su magnífico trailer. Y esto no es exactamente
una mala crítica. En su adaptación posmoderna del melodrama,
Almodóvar convence mucho más por el cómo que por el qué. El
plano de lo narrativo está banalizado en su hipertrofia; de
tan excesivo, no tiene excesiva importancia, sometido a una
puesta en escena fascinante que circula con los poéticos latidos
musicales de Alberto Iglesias y se fija con la poética mirada
de Javier Aguirresarobe.
En
Hable con ella, más que nunca, la historia es una excusa
para desplegar un abanico de lances estéticos, citas, homenajes
y autorreferencias. Desde la misma composición del reparto,
una muy heterogénea lista de invitados que el anfitrión Almodóvar
coordina y acopla con su famoso severo oficio, hasta muchos
detalles ornamentales que pueden pasar inadvertidos a un espectador
poco atento.
Se hace especialmente explícita esta condición
prescindible de lo narrado en el inserto de una actuación íntima
de Caetano Veloso, rodeado de amigos y actores, o en el comentado
cortometraje mudo "El amante menguante", arrebatos
mitómanos descolgados, desamparados de cualquier justificación,
pero bellísimos.
Las lágrimas y las caricias, los tópicos y las
señas originales, todo lo que está en la película parece encontrar
sentido precisamente en ese estar, en ese mostrarse, más allá
de su valor de uso para el desarrollo de un argumento que se
descoyunta en un guión entrampado de elipsis y de saltos, más
acá de la base algo fofa de una historia de cruzadas pasiones
imposibles que quizá resulta menos arrebatadora y emocionante
para el espectador que para los propios protagonistas.
Se puede disfrutar así de Hable con ella como
se puede disfrutar de un precioso trailer de hora y media en
el que, para los incondicionales, asoma sólo unas pocas veces
el primer Almodóvar, humorista procaz y extravagante, bajo la
piel brillante de este otro Almodóvar más sabio y más serio.
Posdata: Apoyo la queja por la tortura a los
toros que aparecen en la película. El maltrato a los animales
no puede disculparse con argumentos estéticos.
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