Por Manuel
Ortega
¿Se
puede hacer una película sin guión?, es más, ¿se puede hacer una
comedia sin guión? Pregunto. Por lo visto en este engendro, hacerse
puede hacerse, igual que se puede preparar sangre con tomate utilizando
ketchup o se puede hacer el amor sin partenaire. Y da pena,
porque yo confiaba en este director inglés que en las islas demostró
una osadía sin precedentes y una manera nueva y fresca de entender
la estructura y la esencia del filme. Pero Hollywood lo llamó
entre los suyos y le compró el alma a precio de saldo, pagandole
con la fama y con la distribución internacional de su obra.
Ahora parece que está arrepentido.
Y es que no tiene que ser fácil realizar una película a lo largo
de dos años a causa de los compromisos laborales de sus actores.
Y es que no tiene que ser fácil tratar con estrellas de tanto
calibre sumidas en el ocaso de sus carreras. Y es que no tiene
que ser fácil dirigir a actores tan "viciados" como Warren Beatty,
Diane Keaton o Goldie Hawn. Y es que no tiene que ser fácil sustituir
a Gérard Depardieu (debido a un accidente de motocicleta) por
un actor televisivo de medio pelo, de cuyo nombre no quiero, ni
deseo en los próximos años, acordarme. Y es que no tiene que ser
fácil intentar hacer una comedia inteligente sin atisbo de inteligencia.
La cosa ya empieza mal, un rico
arquitecto casado con una inteligente y rica diseñadora se ve
sorprendido en su 25 aniversario porque su mejor amigo, un rico
anticuario, ha sido descubierto en un desliz por su mujer, una
rica rica. Podría ser un capítulo de Friends en el futuro,
porque esa juventud conservadora y pacata que nos venden en televisión
es la misma vejez que se nos ofrece en este tipo de comedias sofisticadas.
Y a lo de comedia y a lo de sofisticada, añadanle todas las comillas
que quieran. Les doy mi permiso.
Pues eso, todo queda en casa. Gente
rica y despreocupada que se ven expuestos a la infelicidad por
culpa de la infidelidad, dejandonos ese mensaje tan exportable
como alienante y falso del "american way of life". A partir de
ahí una comedia que pretende seguir la estela de Woody Allen y
que se queda en un triste remedo del cine de Paul Mazursky, que
por cierto, es lo peor que le puede pasar a una comedia que quiera
seguir al ex de la Keaton (tan horrible y tan a gusto en su papel
de mujer-liberada-intelectual-y-cornuda como en los últimos 20
años).
Para rematar este bodrio, destacar
la estupidez de escenas que buscan el absurdo y que sólo encuentra
la vergüenza ajena (ver la escena del servicio de señoras, el
personaje de Andie MacDowell y la inclasificable aparición de
Charlton Heston rifle en mano)
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