Por
Alejandro del Pino
Los personajes modernos y cosmopolitas que viven,
se relacionan y trabajan en ambientes sofisticados y lujosos
generan un poderoso magnetismo entre espectadores acostumbrados
a una cotidianidad menos luminosa. Esta puede ser una de las
claves para entender el éxito que ha cosechado en la
convulsa sociedad Argentina el último trabajo de Juan
José Jusid (más de un millón de espectadores
han visto la película en el país sudamericano),
una insípida comedia romántica sobre una mujer
sin pareja estable (Uma) que siente la llamada de la maternidad
y decide que el novio (Nico) de su mejor amiga (Lucía)
reúne las condiciones adecuadas para ser el "donante
masculino" que necesita.
Un
argumento propicio para una comedia de enredos de corte convencional
que Jusid ha sabido actualizar con inteligencia y olfato taquillero,
aplicando los trucos y recursos del marketing de lo políticamente
correcto made in Hollywood. Así, en segundo plano
pero de forma bastante precisa (y esquemática), Apasionados
deja entrever planteamientos ligeramente heterodoxos sobre los
nuevos tipos de familias, la normalización de la diferencia
(no falta el simpático y comprensivo - pero también
un tanto retorcido - amigo homosexual) o los problemas afectivos
que genera la emancipación femenina (como la dificultad
de compatibilizar la maternidad con las aspiraciones profesionales).
Protagonizada por la actriz hispanoargentina
Natalia Verbeke, la primera objeción que se puede hacer
a Apasionados es que viendo su cartel de promoción
o leyendo el primer párrafo de la sinopsis, ya se sabe
perfectamente como va a ser el desarrollo argumental y cuáles
son los encuentros y desencuentros que van a surgir entre los
tres personajes protagonistas. Incluso se intuye sin demasiado
esfuerzo que ocurrirá en la escena que cierra la película.
Pero más allá de su previsibilidad (al fin y al
cabo, estamos ante una comedia romántica y no ante un
film de suspense) el principal problema de Apasionados
es la escasa imaginación y nula sutileza con la que Jusid
maneja la historia y resuelve la evolución dramática
de los personajes.
Juan
José Jusid ha realizado un trabajo correcto y exportable
que puede entretener (sin emocionar ni cautivar) gracias al
buen hacer de su reparto y a algunas ocurrencias ingeniosas
y escenas cómicas llevadas con buen pulso narrativo.
La cinta arranca con un ritmo torpe y perezoso, redundado demasiado
en la presentación del punto de partida argumental con
escaso sentido de la tensión cinematográfica.
Pero Apasionados gana algunos puntos durante el segundo
tramo de su metraje, cuando entra de lleno en el terreno de
la comedia de enredos y comienzan a sucederse escenas "embarazosas"
que aunque son muy previsibles están resueltas con agilidad
y gracia.
Destaca la actuación de la prolífica
Natalia Verbeke (presente en otras dos películas que
aún se exhiben en la cartelera española: El
hijo de la novia y El otro lado de la cama) que logra
aportar hondura y fragilidad al personaje contradictorio que
interpreta. Tanto Nancy Dupláa encarnando a Lucía
(la ambiciosa amiga de Uma) como Héctor Alterio (en un
papel breve y sin demasiada lógica narrativa) cumplen
con convicción pero sin entusiasmo su cometido. Menos
brillante y matizada es la interpretación de Pablo Echarri
(Nico) cuyos excesos gestuales contribuyen a subrayar aún
más el carácter artificioso de su personaje, un
príncipe azul reconvertido en auténtico hombre
objeto contemporáneo.
|