Actor de mirada profunda y gesto noble, rockero
impulsivo que lidera un grupo llamado 30 Odd Foot of Grunts
y auténtico fenómeno mediático - esto último
muy a su pesar- con un importante hueco en la prensa del corazón
internacional, la ascención meteórica de este
australiano nacido en 1964 ha sido espectacular. Su interpretación
de John Forbes Nash Jr, un genio de las matemáticas que
lucha por superar sus problemas de esquizofrenia, en A beautiful
mind le ha valido su tercera nominación consecutiva
al Oscar al Mejor Actor, tras conseguirlo en la pasada edición
con Gladiator.
Russell
Crowe nació en 1964 en Wellington, Nueva Zelanda, pero
a los cuatro años se trasladó a Australia donde
aún tiene una granja en la que se refugia con bastante
frecuencia. Su vinculación con el mundo del espectáculo
se remonta a su infancia: sus padres trabajaron en el servicio
de catering de numerosas películas y con tan sólo
seis años Crowe participó en una serie de televisión
llamada Spyforce. En la década de los 80 alternó
sus estudios con trabajos en el teatro musical (entre otros
una versión del Rocky Horror Show Picture) y en
la televisión. Su debut en el cine se produce en 1990,
actuando en un film titulado Juramento de sangre, al
que seguirían otras producciones como The Crossing,
Proof, Love in Limbo o Romper Stomper.
Por aquel entonces, Russell Crowe ya era conocido en su país
natal y comenzó a incorporar a su currículum
importantes galardones como el Premio del Círculo de
Críticos Australianos o el Premio al Mejor Actor del
Festival de Cine de Seattle en 1993.
Para su iniciación en Hollywood contó
con una madrina muy especial, Sharon Stone, que se empeñó
en que Crowe participase en el film Rápida y mortal
(Sam Raimi, 1995). Después el actor australiano se fue
haciendo un hueco en el competitivo mundo de los grandes estudios
con sus papeles en los largometrajes Virtuosity (con
Denzel Washington), Hechizo en la ruta maya (junto a
Bridget Fonda) o No way Back. Su nombre comienza a ser
popular en 1997, cuando encarna al policía Bud White
en L.A. Confidential, una brillante y respetuosa revisión
del género negro que tuvo una excelente acogida tanto
de público como de crítica.
Con
su interpretación del Dr. Jeffrey Wigand en El dilema
(Michael Mann, 1999) es nominado por primera vez a los Oscar
y recibe numerosos galardones, entre ellos el de la National
Society Film Critics. Un año después obtiene el
Oscar con Gladiator (Ridley
Scott, 2000) y pasa de ser un gran actor con una carrera prometedora
a estrella indiscutible que puede elegir los papeles que interpreta.
Su siguiente film, Prueba de vida, le empareja con Meg
Ryan, otro de los grandes mitos del cine estadounidense contemporáneo.
Ahora estrena A beautiful mind, película por la
que vuelve a estar nominado a los Oscar gracias a un personaje
muy del gusto del publico norteamericano: genio individual que
pese a las dificultades sale adelante gracias a su capacidad
de superación y al inestimable apoyo de su esposa.
Además de ser un brillante y esforzado
actor, Russel Crowe es un gran aficionado al rock y al blues.
Es propietario de una inmensa colección de guitarras
(entre las que hay piezas de Jimi Hendrix y B.B. KIng) y lidera
un grupo, 30 Odd Foot Grunts, que ha realizado conciertos en
numerosas ciudades de Australia y Estado Unidos. El inquieto
actor australiano asegura que la música le proporciona
un equilibrio mental y espiritual que le permite no convertirse
en un ser neurótico y peligroso. De hecho es famoso por
sus desplantes ante los medios de comunicación que le
persiguen no sólo por su trabajo como actor sino por
asuntos relacionados con su vida privada.
Crowe se confiesa admirador de Marlon Brando
tanto por sus dotes interpretativas como por su capacidad de
controlar su vida dentro de la arrolladora industria Hollywoodiense.
El polifacético actor australiano también quiere
pasar al otro lado de la cámara y tiene previsto dirigir
un film sobre un cura que atraviesa una profunda crisis de fe
que se llamará A course of miracle.
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