Ni siquiera lleva diez años haciendo cine, pero
tan sólo un puñado de películas la han convertido en una de las
mayores estrellas del futuro próximo de Hollywood (aunque sea
de ese "Hollywood" del que precisamente ella ha intentado alejarse).
Quizás sea ese toque de anti-glamour que quiere darse el
que consigue que tanto la crítica como directores se hayan fijado
en esta actriz. De todos modos, la gloria y la leyenda de Portman
se está escribiendo en estos momentos gracias a la continuación
de la saga más famosa de todos los tiempos: Star Wars.
La amenza fantasma y El ataque de los
clones representan sus trabajos más importantes, incluso ella
lo admitió cuando se estrenó el Episodio I al afirmar que había
sentido por primera vez que estaba trabajando. Pero además significa
un paso más allá en su carrera, en sus papeles, porque, si antes
le habían colgado el cartel de actriz niña con papeles serios,
ahora, por fin, ha llegado el momento en que debe demostrar su
valía como intérprete en un proyecto millonario y con legiones
de fanáticos repartidos por todo el planeta.
Es el instante en que debe justificar su supuesta
madurez (si bien ella también reconocía que, hasta que Lucas la
llamó, todo se lo tomaba como un juego). También es sabido que
el propio director de la saga galáctica tuvo muy claro su elección
para el papel de la Reina Amidala, aunque por el contrario vio
desfilar a centenares de chicos por su rancho para el papel de
Anakin Skywalker, y que quedó maravillado con su trabajo desde
el inicio del rodaje del primer episodio. Ella, por su parte,
además de su interpretación ha tenido un trabajo físico añadido
por culpa de sus numerosos trajes y maquillajes diferentes.
Natalie Portman ha sido acusada constantemente
de conservadora; es vegetariana desde pequeña y rechazó papeles
como el de Lolita o El hombre que susurraba a los caballos
de Robert Redford. Hay datos que varían sobre su persona,
debido al secretismo con el que rodea su vida privada. A sus veinte
años sabe cuatro idiomas y estudia Psicología en la Universidad
de Havard. La actriz nació en Jerusalén pero vive en Nueva York,
ciudad que escogió para poder pasar un poco más inadvertida.
Su debut fue en 1994, hace tan sólo ocho años,
en El Profesional. Luego llegaron Heat y la aclamada
Beautiful Girls. Por aquel entonces, todas las miradas
se fijaban en la actriz como una promesa firme y consolidada.
Los rumores alcanzaron incluso a Woody Allen, quien la reclamó
para su musical Todos dicen I love you. Pero la nómina
de directores estrella con los que ha trabajado no se terminó
aquí, ya que en 1996, Tim Burton quiso que fuese la hija del presidente
en su invasión marciana de Mars Attack.
Con este palmarés, su filmografía era envidiada
por las actrices de su edad, quienes no se daban cuenta del cuidado
con que Portman seleccionaba los guiones. Después de la primera
odisea con George Lucas, hizo A cualquer otro lugar y Donde
está el corazón. Quizá su resbalón más sonado fuese inmiscuirse
en un proyecto como Zoolander, aunque solamente fuese un
cameo.
Pero todo eso queda atrás hoy, cuando el Episodio
II ya está aquí y medio mundo vibra por ver las nuevas aventuras
de Obi-Wan Kenobi y Anakin Skywalker. Y es que la nueva entrega
de Lucas eclipsa cualquier cosa y ya, a estas alturas, ha inmortalizado
a Natalie Portman para la historia del cine, como hiciese en su
día con Carrie Fisher. Portman, por su parte, no puede esconderse
ahora, es el momento de abandonar el caparazón y demostrar lo
que muchos ya suponían.
|