"Estamos muy contentos, porque siempre que
vamos a un festival a competir queremos ganar". De esta
forma resumía el director de El otro lado de la cama,
Emilio Martínez Lázaro, la satisfacción
de todo el equipo tras conocer que su película se había
hecho no sólo con la Biznaga de oro, máximo galardón
del Festival de Cine Español de Málaga, sino también
con el premio al mejor director y con el del público.
"Una unanimidad muy difícil de lograr", señalaba
poco después el propio Martínez Lázaro,
cuya primera incursión en el género musical ha
conseguido poner de acuerdo al jurado y a la audiencia, que
durante toda la muestra ha respondido a la película de
forma entusiasta.
Protagonizada
por Guillermo Toledo, Natalia Verbeke, Ernesto Alterio y Paz
Vega, El otro lado de la cama propone una interesante
mezcla entre el género de la comedia romántica,
en el que Emilio Martínez Lázaro tiene una amplia
experiencia (Amo tu cama rica, Los peores años
de nuestra vida), y el musical, todo ello con un humor desbordante
que le hizo granjearse de inmediato la simpatía del público.
Tras su éxito en el Festival de Málaga, el estreno
de la película podría adelantarse hasta las primeras
semanas de julio.
De presupuestos muy diferentes parte la otra
película que sale como triunfadora de la quinta edición
del Festival de Málaga, Smoking Room, de Julio
D. Wallovits y Roger Gual. El jurado, compuesto por Agustín
Díaz Yanes, Benito Zambrano, José Manuel Lorenzo,
Antonio Gasset, Xavier d'Arthuys, Jordi Bosch y Ray Loriga,
decidió concederle el premio al mejor guión, el
de la mejor interpretación masculina (para todos los
actores de la cinta), y el Premio Especial del Jurado.
Con
apenas cuarenta millones de presupuesto, esta comedia de contenido
social fue posible gracias al apoyo de sus actores, que formaron
una cooperativa para financiarla. Algo que el actor Eduard Fernández,
que encabeza el reparto junto a Antonio Dechent, Juan Diego,
Ulises Dumont y Chete Lera, quiso destacar señalando
que Smoking Room "surgió de la ilusión,
y demuestra que si alguien quiere de verdad hacer una película,
se puede hacer".
Sin embargo, el argentino Julio D. Wallovits,
que debuta en la dirección cinematográfica con
Smoking Room, trata de restarle importancia a las dificultades
de la producción. "Hemos puesto el acento en la
propuesta artística", señala Wallovits, "lo
que importa al final es lo que se ve en pantalla, no cómo
se ha pagado".
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